Opinión Bolivia

  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
  • Actualizado 12:33

JUAN CARLOS QUIROGA ÁVILA TRANSFORMA LOS DESPERDICIOS EN COMPOST. SU PRINCIPAL MERCADO ES EL TRÓPICO. EL EMPRESARIO DEMANDA MATERIA PRIMA PARA AMPLIAR SU INDUSTRIA.

Obtienen abono líquido de hojarasca, estiércol y rumen

Obtienen abono líquido de hojarasca, estiércol y rumen


La hojarasca, estiércol, el rumen (el contenido del estómago de las vacas) y otros desperdicios orgánicos son usados para la elaboración de abono líquido y compost. Se trata de un proceso en el que se aceleran los fenómenos químicos y biológicos para descomponer los desechos y transformarlos en fertilizantes.

El emprendimiento es llevado adelante por Juan Carlos Quiroga Ávila en su planta instalada en la zona de Chacacollo, en Sacaba, desde hace tres años. La empresa se llama Biodel.

Quiroga es ingeniero agrónomo, titulado en la Universidad Autónoma Chapingo de México, consultor y docente en la Facultad de Agronomía de la Universidad Mayor de San Simón (UMSS). Su meta es dar un valor rentable a los desperdicios orgánicos.

El proceso comienza con el acopio de materia prima. En la planta industrializadora se observa restos, de las podas de árboles, césped cortado, acumulado en bolsas, desperdicio de los aserraderos, estiércol y otros.

La primera fase de la elaboración del producto consiste en el colocado de los desechos en un área, combinando aquellos en los que predomina el carbono, los de color café (como madera), y el nitrógeno, los de color verde (estiércol, hojas, cáscaras). “La relación del carbono y el nitrógeno es clave”, dice el emprendedor.

Con el paso de las semanas, el aspecto se uniforma en una masa de color café. Es inodora y parecida a la tierra vegetal. Si uno introduce la mano en la materia, se siente una temperatura superior a los 40 grados.

El proceso de descomposición se acelera gracias a la presencia de hongos, bacterias y otros microorganismos que están en la naturaleza y que apura la transformación de la materia orgánica.

En la segunda fase se estabiliza la materia.

Una tercera etapa implica el uso de lombrices. La materia estabilizada se coloca en unidades (turriles cubiertos) para realizar la lombricultura. Las lombrices degradan el material orgánico de manera acelerada hasta obtener un producto 100 por ciento orgánico de alto rendimiento para los cultivos.

En este punto del proceso productivo se obtiene el abono líquido. “Es como el lixiviado de los desechos orgánicos”. El proceso de maduración depende del clima, en zonas donde la temperatura sobrepasa los 30 grados, el abono está listo para su destilación en 40 días. En lugares con climas relativamente menores su destilación se recomienda a los 60 días.

El producto es una sustancia viscosa concentrada. Para su aplicación se debe bajar en forma técnica su concentración.

Posteriormente, se destila el producto para lograr un material concentrado y reducir la cantidad a ser usada.

Finalmente, el compot se embolsa y el abono líquido se embotella para comercializarlos en Cochabamba y el trópico.