Opinión Bolivia

  • Diario Digital | sábado, 20 de abril de 2024
  • Actualizado 00:00

Tiempo de cuidado: una carga desigual en los hogares bolivianos

Según Oxfam, en Bolivia, solo 2 de cada 10 hombres afirman que ambos (varones y mujeres) son responsables del trabajo del hogar. Por el contrario, 6 de cada 10 hombres aseguran que las mujeres tienen la tarea obligatoria del cuidado.

Tiempo de cuidado- una carga desigual en los hogares bolivianos. NUESTRASCOSAS
Tiempo de cuidado- una carga desigual en los hogares bolivianos. NUESTRASCOSAS
Tiempo de cuidado: una carga desigual en los hogares bolivianos

“Me hartan esas publicaciones tipo: te matas trabajando todo el día para que a tus hijos no les falte nada y al final les faltas tú. Digo, ¿qué quieren que hagamos?, ¿renunciar al trabajo? A mí me gusta lo que hago y sé que tengo horarios difíciles, pero, ¿qué hago renunciando? Con un trabajo con menor remuneración andaría preo-cupada todo el tiempo tratando de cubrir pagos. ¿Eso es mejor? En vez de dejarnos la culpa, ¿no sería mejor contar con trabajos que sean más flexibles con las responsabilidades de los padres?”. Con este testimonio de una madre empieza la investigación de Oxfam titulada “Tiempo para cuidar: Cuidado para la sostenibilidad de la vida”.

Este trabajo trata sobre el “tiempo de cuidado”. Es decir, sobre la cantidad de horas que una persona invierte en un “trabajo de cuidado no remunerado”. Este término des-cribe “el cuidado directo de personas y el trabajo doméstico para miembros de la familia y otros ho-gares”. Esto incluye limpiar, cocinar y cuidar a niños o ancianos, entre otras cosas. Según la Organización de Naciones Unidas (ONU) Mujeres “los cuidados son las actividades que regeneran diaria y gene-racionalmente el bienestar físico y emocional de las personas. Es un trabajo esencial para el sosteni-miento de la vida, la reproducción de la fuerza de trabajo y de las sociedades, generando una contribución fundamental para la producción económica, el desarrollo y el bienestar”.

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) calculó en 2018 que el 76% de todo este trabajo no remunerado alrededor del mundo era hecho por mujeres. Es decir, ellas dedican 3.2 veces más tiempo que los hombres. En Bolivia, esta distribución desigual del tiempo de cuidado también es evidente.  Según Oxfam, las mujeres en nues-tro país entregan cerca de siete horas diarias a tareas relacionadas con el cuidado, casi el doble que los hombres. Además 7 de cada 10 féminas aseguran tener la mayor responsabilidad en su hogar, frente a 1 de cada 10 que afirma que su pareja es quien tiene mayor carga.

Sobre la equidad de distribución de tareas en el hogar, nuestra Constitución Política del Estado, en su artículo 64 dice lo siguiente: “Los cónyuges o convivientes tienen el deber de atender, en igualdad de condiciones y mediante el esfuerzo común, el mantenimiento y res-ponsabilidad del hogar, la educación y formación integral de las hijas e hijos mientras sean menores o tengan alguna discapacidad”. Pese a que este artículo existe y se supone que se debe velar por su cumplimiento, en la práctica, según los datos presentados anteriormente, esto no sucede.

Esto se debe a que, históricamente, las mujeres asumieron siempre la mayor parte (o, incluso, la totalidad) de las tareas vinculadas al cuidado. Hoy, los estereotipos sociales y los roles de género que todavía se replican siguen reforzando la idea de que las tareas domésticas son “asuntos innatos de mujeres” y el trabajo fuera de casa o remunerado es “propio de los hombres”. Aunque el mundo y como se desenvuelve la sociedad ha cambiado, estos imaginarios siguen marcando cómo entendemos la distribución de responsabilidades. Es decir, pese a que las mujeres se han incorporado masivamente al mundo laboral remunerado en las últimas décadas, los hombres no se han incorporado con la misma masividad al mundo del cuidado del hogar. 

En el contexto actual, en medio de una pandemia global, ONU Mujeres identificó que esta emergencia sanitaria tiene “efectos diferenciados según el género”. Entre otros factores, uno que destacan en sus publicaciones es precisamente “la crisis del tiempo de cuidado”. Según el informe de la Coordinadora de la Mujer, “la cua-rentena para la mayoría de las mujeres significó dedicar más tiempo del habitual a las tareas domésticas y de cuidado”. Es decir, esta crisis sanitaria evidenció la inequidad de la distribución de labores en casa.

Una de las consecuencias más evidentes de todo esto es que las mujeres, y las madres en especial, aparte de lidiar con un trabajo remunerado de 8 horas, al llegar a casa se enfrentan con otra jornada laboral extra vinculada a las tareas del hogar. Esto evita que puedan invertir ese tiempo en otras actividades y podría considerarse como una de las raíces de la poca participación de mujeres en la política, por ejemplo.

Como solución a todo esto, ONU Mujeres plantea que es fundamental “reconocer, redistribuir y reducir” el trabajo de cuidados no  remunerado asumido por las mujeres. De esta manera, esta labor podrá ser valorada y visibilizada. Solo así es posible que esta problemática sea asumida por el Estado, el sector privado, la comunidad, los ho-gares y entre hombres y mujeres.