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  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
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[TUPURAYA - UCB]

Las voces que no cantarán más, instrumentos que no volverán a ser tocados

Sobre la salud, fallecimiento de artistas, enfermedad, además de las dificultades, trabas y carencias que afronta el sector en medio de la pandemia por la covid-19
De izquierda a derecha, algunos de los y las artistas que fallecieron a causa de la covid-19- Jaime Junaro; Luisa Molina; Boris Rodríguez; Roger Soria; Mirna Lorena Barra y Rodolfo Yucra.      ELABORACIÓN PROPIA
De izquierda a derecha, algunos de los y las artistas que fallecieron a causa de la covid-19- Jaime Junaro; Luisa Molina; Boris Rodríguez; Roger Soria; Mirna Lorena Barra y Rodolfo Yucra. ELABORACIÓN PROPIA
Las voces que no cantarán más, instrumentos que no volverán a ser tocados

Varios artistas bolivianos se han visto afectados por el virus de la covid-19, habiéndose involucrado tanto con sus trabajos como con su salud; este último ha sido el más desconcertante porque pese a ser el de mayor importancia, el Gobierno no hace nada al respecto. En Bolivia sigue sin existir una ley que proteja a los artistas y, en tiempos como estos, a su salud. 

Hugo Pozo es un actor polifacético boliviano que ha trabajado en numerosas obras de teatro como así también en cine. Representó más de 300 obras a nivel nacional e internacional desde que su carrera inició allá por el año 1972. En su última entrevista hecha para el programa de noticias en el canal ‘ATB’, emitido el pasado 13 de enero, comentó: “La gente tiene que saber lo huérfanos que estamos los artistas, porque nosotros no tenemos la jubilación, peor la asistencia de salud. No tenemos ese tipo de ayuda que por lo menos deberíamos de tener, nosotros los artistas, de parte del gobierno de turno”. 

Así como los pedidos de Pozo resonaron en la televisión, distintas cabeceras periodísticas dieron a conocer sobre la situación de los artistas. Página Siete salió con un titular que decía “Sin ley que los proteja, una veintena de artistas fallecieron este año por Covid”. Así también los encabezados que Opinión y otros medios rezaban las siguientes leyendas: “Seis artistas bolivianos fallecieron este mes por la COVID-19” y “Cuatro artistas fallecieron por COVID-19 en menos de una semana”. Son algunos de los muchos titulares que salían casi semanalmente en los periódicos del país durante el primer año de la pandemia. Y es que hasta la fecha el Gobierno de Luis Arce Catacora sigue sin dar respuesta a la problemática que tanto aqueja a esta parte de la población, que son los artistas. 

David Santalla, un intérprete con más de 50 años de carrera artística; y actor en películas como Mi Socio (1983), Cuando los hombres quedan solos (2019) y Mi Socio 2.0 (2020), es un claro ejemplo de esta ausencia de apoyo de la que tanto se comenta. Él, aunque no es uno de los casos que contrajo el virus COVID-19, desafortunadamente padece de la enfermedad del cáncer, donde cada sesión del tratamiento de quimioterapia, que los pacientes de esta enfermedad suelen realizarse para frenarla, cuesta alrededor de 5.000 dólares, cerca de 33.000 bolivianos. 

Su caso se ha hecho muy popular dentro de las plataformas sociales, Facebook en especial, donde ha hecho videos en directo dirigiéndose hacia la población. En su último live (transmisión en vivo) Santalla dio a conocer que lo estaban desalojando del apartamento en anticrético en el que él y su esposa vivían. 

Al igual que Santalla, muchos otros artistas como Zulma Yugar, cantante folclórica, José Gorena del grupo Proyección y Freddy Soliz del grupo Dádiva, se vieron afectados por la covid-19 y yacen desprotegidos. Ellos no se benefician con un seguro médico y menos tienen la posibilidad de recibir una jubilación cuando dejan de trabajar. Esta situación ya ha cobrado la vida de aquellos artistas nacionales que yacían tocando su música en frente de su público antes de la pandemia, siendo el fallecimiento de Rodolfo Yucra, integrante de Maroyu, uno de los últimos casos conocidos. “Mientras tenga vida y salud seguiré bailando la morenada, porque cuando muera ¿qué voy a llevar? Solito en la tumba me voy a quedar”, cantaba Roger Soria, del grupo Hiru Hichu, la canción de ‘Vida y Salud’ (Miguel Orías) antes de fallecer el pasado 25 de julio de 2020, a causa de la covid-19. 

Harold Zambrana, integrante del grupo Narella, es un cantante que ha dedicado su vida a este oficio por más de 10 años. Expresa el serio impacto que tuvo la pandemia en su carrera y cómo es que esto afectó al ambiente musical y a todos los artistas independientes. “El año pasado no se podía hacer nada en cuanto a los eventos públicos o privados. Se cancelaron todos los contratos que teníamos”, comenta. “En el mes de abril vencí a la enfermedad [covid-19]. Estuve aislado por un mes. Curiosamente no recuerdo donde me pude haber contagiado, pero quizá fue en un matrimonio o evento”, recuerda Harold para después agregar sobre su estado durante esos momentos críticos. “He estado mal, mal, mal, muy mal”. Explica que, a pesar de las dificultades, siguió rigurosamente el tratamiento que se le dio, tomó todos los medicamentos, y fue cuidadoso con quienes se relacionaba después de recuperarse. “Hay que cuidarse mucho porque esto no es chiste. No hay que tomarlo a la ligera”, es el consejo que brinda. 

Muchos músicos que él conocía se enfermaron. Dentro de su grupo, Narella, cuatro de los nueve integrantes se contagiaron de la enfermedad al mismo tiempo; el baterista incluso llegó a terapia intensiva, pero en la actualidad todos ellos se encuentran bien. 

Él afirma que el baterista de Narella tuvo una cuenta en el banco para que la población y amigos cercanos pudiesen ayudarle en cuanto a los gastos médicos, al contrario de Harold que pudo sustentarse con los ahorros que tenía en el momento. Cuenta que el monto invertido en general durante el período de recuperación; oxígeno, análisis médicos, medicamentos, tomografías y pruebas, fue de alrededor de 13.000 bolivianos. Las actividades más comunes para recaudar dinero fueron las kermeses virtuales, pero comenta que a él le bastó con la moral que sus amigos le aportaron y los mensajes de apoyo de demás personas. 

“El vencer al COVID-19 es obligatorio, tienes que hacerlo. No hay otra salida” 

Su pensamiento de que el gobierno de turno está enfocado en otras cosas yace en que ellos no lo han ayudado para nada, ni a él ni a otros artistas. “Creo que es muy vano el trato, olvidan a los artistas bolivianos. No son reconocidos, ni ellos ni su trayectoria. Cuando mueren es cuando recién son valorados”. 

El trato no es el mejor según su experiencia, pero por parte de la gente es el mejor ya que el artista trabaja para la gente, a ellos les tienen que gustar lo que él haga. Harold ha venido escuchando sobre el tema del seguro médico para los artistas durante años, y está de acuerdo en su implementación, si es que sucede en algún momento. 

Ratifica la importancia de no olvidarse de los diferentes tipos de músicos en el rubro, desde el más pequeño hasta el más reconocido. Respecto a ello, el Asambleísta del Movimiento Al Socialismo (MAS) y experiodista, Sergio de la Zerda, empezó a trabajar este pasado 18 de junio en un proyecto junto con la Gobernación Departamental en pro de los artistas nacionales; se trata de una residencia para músicos adultos mayores, según lo dado a conocer en su página de Facebook oficial. 

Elisabeth Salazar es una actriz, desde hace más de 15 años, que se dedica a actividades paralelas dentro del rubro del cine y del teatro. También es coach actoral en la academia Romeliè Estudios. Narra que la pandemia la ha afectado “un montón” y que fue como un corte de la noche a la mañana a las actividades que realizaba. “Todos estamos haciendo lo que podemos”, comenta para después añadir la frase que define la vida de los artistas en general, ya que no tienen un sueldo fijo: “Tenemos que volvernos creativos para sobrevivir”. 

Elisabeth cuenta que antes de la pandemia, el escenario para el rubro cultural era el más óptimo; había un alza de la producción audiovisual nacional, así como un incremento de fondos en el Programa de Intervenciones Urbanas (PIU), algo por lo que ellos como artistas habían luchado mucho tiempo. El Programa de Intervenciones Urbanas (PIU) fue una iniciativa del Gobierno Nacional y del Ministerio de Planificación del Desarrollo para potenciar las economías naranjas y el talento boliviano a través de infraestructuras e incentivos económicos en las industrias culturales, el cine y el audiovisual, la innovación social y tecnológica, y el deporte que tiene como objetivo financiar la creación y producción de proyectos artísticos – culturales e innovación social. Fue algo histórico, según Elisabeth, había mucha esperanza, mucha ilusión de este crecimiento que el rubro estaba teniendo, pero después de la crisis sociopolítica que se había vivido en octubre y noviembre del año 2019, el cierre del Ministerio de Culturas, que era el que canalizaba también todos los fondos, fue inminente. Ello fue un retroceso de algo que ya se había logrado. En la actualidad no se tiene conocimiento de cuándo se reanudarán aquellos proyectos que yacen estancados. 

Ella relata que afortunadamente no ha padecido de la enfermedad que aqueja a muchos, y que eso puede deberse al cuidado que ella tuvo. Permaneció en casa el mayor tiempo posible, sólo salía cuando era indispensable. Por el contrario, ella sí tiene conocidos que lastimosamente se han contagiado de COVID-19, algunos hasta llegaron a fallecer. Desconoce que sus amigos hayan recibido algún tipo de ayuda económica para sobrellevar la enfermedad, ya sea por parte del Gobierno o de la población en general. Las personas cercanas a ellos, familiares y amigos, son los que han organizado actividades para recaudar fondos, por lo general rifas solidarias virtuales donde la gente podía comprar sus tickets de manera remota. 

Juan Luis Ríos Bravo es un médico otorrinolaringólogo que trabaja en el Seguro Social Universitario. Él comenta que tiene amigos artistas que desgraciadamente contrajeron COVID-19 y recalca la necesidad de un seguro para artistas y la población en general, esto en base a los costos altos que implica la internación y medicación. 

Jaime Marañón quien trabaja en la Caja Petrolera de Salud y en el Seguro Universitario en el departamento de Cochabamba afirma que tiene muchos amigos del rubro artístico que han sufrido de la enfermedad del COVID-19 y expresa que es muy lamentable que, tanto los artistas como la población en general, no tengan un seguro. 

“Se tiene que reafirmar que la salud no es un privilegio ni una mercancía. Es un derecho humano fundamental para toda la población” 

Marañón hace hincapié en el hecho de que todos tienen que contar con un seguro de atención, y reafirmar los medicamentos necesarios que necesiten los diferentes pacientes de esta pandemia. La Organización Panamericana de la Salud (OPS) afirma que se tiene que tener un seguro universal. La entidad afirma que todos deben de ser atendidos de una forma correcta sin privilegios de ninguna naturaleza. Tanto la atención primaria y secundaria deben de ser cubiertas por los diferentes gobiernos para con su población. 

El vicepresidente de la Asociación Mundo Infantil, Jefferson Saygua, explicó al periódico Opinión el pasado 3 de junio, que su sector es uno de los más afectados por la pandemia. Dado que no han podido salir a trabajar en todo este tiempo, sus ahorros se estaban acabando. Comenta que ellos como asociación han presentado una carta al Ministerio de Culturas para la aprobación del decreto de emergencia artística. Como antecedente a este hecho se tiene que, en noviembre de 2016, un grupo de payasos, en La Paz, salió a las calles para exigir un seguro de salud para este gremio o siendo el otro caso, la promulgación de un Seguro Universal de Salud. 

La Secretaría Municipal de Culturas de la ciudad de La Paz se pronunció sobre el tema del seguro para los artistas el pasado 21 de junio mediante su página de Facebook. Anunció la creación de un servicio médico social de ‘teleconsultas y telediagnóstico’, denominado Thelonius Med, que ayudará al sector artístico y cultural. Dicho proyecto está conformado por diferentes médicos especializados alrededor del país como el doctor Benjamín Bernal, cirujano general que actualmente trabaja en uno de los centros de aislamiento y que durante la pandemia ayudó a la población con consultas médicas virtuales gratuitas. Sin embargo, dado que el proyecto se encuentra en su etapa inicial se ha decidido que por el momento sólo se enfocarán en la ayuda hacia los músicos de Jazz que residen en la ciudad de La Paz. Según el comunicado, se espera que en un futuro próximo se vaya ampliando el rango, hacia un nivel nacional, de la población beneficiaria de este servicio. 

Desde inicios de la pandemia en marzo del año pasado, se han reportado 18.887 personas fallecidas en el país y 508.166 casos confirmados de la covid-19, de los cuales 470.696 se han recuperado. No se puede contabilizar cuántos artistas han dejado un vacío en la cultura boliviana este último año, y es en ese sentido que la población, y con más énfasis los cantantes, actores, pintores, comediantes, etc., necesitan de un seguro médico que los proteja no sólo de esta enfermedad (covid-19), sino de otras más que los han venido afectando y endeudando desde hace años atrás. 

El Sistema Único de Salud de Bolivia es la institución con la cual el Estado Plurinacional de Bolivia garantiza el acceso universal, equitativo, oportuno y gratuito a la atención integral en salud de la población boliviana, pero hasta ahora parece no existir ningún programa que ayude o beneficie a los artistas, en específico, en el tema de salud.