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  • Diario Digital | jueves, 25 de abril de 2024
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Visiones de qué podría ser ‘Matrix Resurrections’

Reseña de la más reciente entrega de la saga, creada por las hermanas Wachowski, que devuelve a Neo y Trinity a la pantalla grande. El filme de ciencia ficción se encuentra disponible en la cartelera nacional.
Carrie Anne-Moss y Keanu Reeves retornan como Trinity y Neo en esta nueva entrega de la franquicia. WARNER BROS
Carrie Anne-Moss y Keanu Reeves retornan como Trinity y Neo en esta nueva entrega de la franquicia. WARNER BROS
Visiones de qué podría ser ‘Matrix Resurrections’

La primera pregunta que la película Matrix Resurrections (2021) debería responder para ser tomada en serio es, ¿cómo es posible que ella misma pueda existir? Es decir, ¿no habían quedado zanjadas ya las problemáticas de la historia en Matrix Revolutions (2003) con la aniquilación del agente viral Smith, el autosacrificio de Neo – muerte de Trinity de por medio– y la consolidación de un pacto de paz entre las máquinas y los hombres? Muy consciente de estas interrogantes, la directora Lana Wachowski (1965) dejó ver en los trailers del nuevo filme pequeñas y estratégicas dosis de la narración que parecen aludir a estas cuestiones, mostrando que se sostiene en una intrigante idea en torno a Neo y Trinity otra vez vivos y nuevamente entrampados dentro del mundo virtual de la Matrix. Estos clips dejan el aroma de un nuevo Show de Truman (1999), con condimentos de la novela de Phillip Dick sobre Los agentes del destino y ligeros elementos de Originación (2005) de Christopher Nolan, entre muchas otras referencias hipertextuales, como Alicia en el país de las maravillas. Las pequeñas visiones de estos adelantos –tal el caso de un nuevo Morfeo que repite la escena de ofrecer la pastilla roja a Neo–, dejan intuir algo muy interesante: la Matrix original de 1999 necesitó volver sobre sí misma para explicarse y hacer parir a la nueva Matrix Resurrections del 2021. Una operación que se parece menos a los recalentados que Hollywood ya nos tiene acostumbrados con otras franquicias, y que en cambio se acerca más al ejercicio de Jorge Luis Borges al reescribir el Quijote para dar vida a su inmortal novela Pierre Menard: una repetición de algo diferente. 

La noticia oficial del lanzamiento de este nuevo filme abrió paso a otras preguntas que parecían haber quedado en el baúl de los fans hardcore, por ejemplo: ahora que casi no existen cabinas telefónicas en las calles, ¿cómo podrían salir los soldados de la rebelión de sus visitas a la Matrix?; ¿cómo podría un operador enviarles una señal para habilitarles una ruta de salida? Otra cuestión tiene que ver con los celulares y el internet que en la actualidad son artefactos de uso indispensable que tienen una manera de existir completamente distinta a la que tenían en aquel fin de siglo XX. O la manera antigua en que se usaba el módem de internet vinculado a una línea telefónica fija ya no es una práctica común en los hogares. ¿Cómo inventarse una nueva trama de Matrix en la era del wifi? La respuesta probable es que todas estas constataciones del mundo contemporáneo no le juegan en contra a Matrix sino que pueden en realidad reforzar doblemente su discurso. Keanu Reeves decía elocuentemente en una entrevista durante la gira de promoción de la película, que hoy en día es la realidad la que parece estar unos peldaños por delante del cine de ciencia ficción.

Lana Wachowski ya ha anunciado que Matrix Resurrections no debería considerarse una secuela en estricto, y se la vea más como una pieza autónoma. Como en los programas de computación, lo que parecemos tener en frente es una poderosa actualización que se tomó 18 años en aparecer. Pero pese a los deseos de Wachowski, la evidente meta-referencialidad de la nueva entrega nos invita a pensar que la Matrix original es un palimpsesto de lo que veremos en las salas desde este 22 de diciembre del 2021, vale decir que nadie tendría que atreverse a ir a ver la nueva Matrix sin haber visto antes por lo menos la primera película de la trilogía, donde todo comenzó. 

Lo que no vimos en la trilogía

La primera entrega terminaba con una promesa de Neo, quien, dirigiéndose a la audiencia rompiendo la cuarta pared, nos hablaba de liberarnos, de las infinitas posibilidades de la mente, y de dónde iríamos de ahí en adelante, “dependería de nosotros”. En términos de cine de acción y fantasía, Neo volaba dentro de la Matrix, era invencible frente a los agentes, pasando a ser presentado como la encarnación de un ser milagroso para la comunidad de Sion, la última ciudad humana de la resistencia. Pero esa liberación no llegó en verdad, o no pareció hacerse efectiva como quedaba colgante al final de la revolucionaria primera entrega. La continuación de la historia en 2003 ya no fue tan aplaudida, y casi de manera unánime se consideró a la primera Matrix como la pieza de culto irrepetible. En las secuelas Reloaded y Revolutions, pese a que no dejaban de tener momentos sorpresivos y cautivantes, la historia abundó demasiado en una atmósfera de mesianismo y creencia religiosa casi fanática, encarnada por Morfeo, el mentor de Neo y capitán de la nave Nabucodonosor. Filosofando en torno a la paradoja del libre albedrío y la causalidad, el destino y la necesidad de las cosas por sobre la contingencia, Matrix nos volvía a meter en un trance de acción e ideas estimulantes, pero dejaba un frente algo extraño al teñir a la ciudad de Sion de un aire retrógrado –vida en las cavernas–, de adoración y culto de Neo como dios o imagen divina, en medio de un relato que daba mucha atención a las profecías y los consejos de una Pitonisa que podía hablarles de los sucesos del futuro de antemano. Parafraseando a Foucault, el poder y el saber pueden haber cambiado muchos desde los griegos, pero no así la subjetividad de las sociedades occidentales, ella no ha cambiado tanto. 

La trama finalmente se volcó hacia una situación de crisis total, en la que ya no importaba tanto cómo sería la vida de diferente cuando te has liberado de la Matrix, o qué es en realidad lo que puedes hacer que exprese una vida libre y soberana, al ser desconectado físicamente de los campos de cultivo de humanos. En lugar de ello, Matrix Reloaded se limitó a poner la mesa para que asistamos a un choque frontal entre las máquinas centinelas y la barricada de la resistencia humana ante la inminente invasión que haría desaparecer a la raza humana; en esta atmósfera de urgencia y arrinconamiento, el asunto se convirtió en cómo no perder lo poco que todavía tenía la resistencia, lo cual no dejaba de ser una movida astuta de parte de las hermanas Wachowski, porque las absolvía de mostrar otras realidades difíciles de concebir cuando las mentes se han liberado, por ejemplo, qué sistema político adquirir idealmente para vivir en colectividad. 

¿De qué trata la Matrix?

En palabras simples y llanas, es acerca de esos momentos contados en la vida de un ser humano en los que parece recibir un golpe de iluminación que lo hace caer en cuenta de la equivocación de su camino, como si fuera antinatural a su potencia, y extraordinariamente se le abriera una ventana con tiempo de caducidad para tomar el otro camino, para reescribir su futuro, cambiando lo que siente ajeno e impropio de su naturaleza en el camino que ha elegido. La opción es hacia lo desconocido. Pero para que opere ese giro, debe tomar la decisión de internarse en la bifurcación, como si otro mundo y vida paralelas fueran posibles. Cambiar sin embargo el impulso de las cosas como se venían encaminando requiere de muchísimo coraje y determinación, mantenerse en el camino de la creencia absoluta en que será posible. Es un camino solitario en muchas ocasiones. Encontrarse al otro lado del tiempo en un futuro con la versión de uno mismo que esperábamos estuviera a la altura de las circunstancias. Muchas veces sin embargo diferentes capítulos de este camino se resuelven a favor no por la autodeterminación implacable, sino porque existe alrededor alguien que cree en nosotros tanto o más que nosotros mismos. Slavoj Zizek filosofaba hace años con la idea del sujeto interpasivo, aquel otro a través del cual un sujeto puede creer en algo. Neo en la historia de la Matrix se alimenta fuertemente de este modo de creencia indirecta, puesto que existen muchos que creen que la liberación de las máquinas es posible sólo porque Morfeo cree que así sucederá, y al principio están incluso más seguros de que él es el Elegido de lo que él mismo puede dar fe. 

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