Opinión Bolivia

  • Diario Digital | jueves, 25 de abril de 2024
  • Actualizado 08:55

Supervivencia de la cultura musical en Cochabamba

Los músicos en la Llajta viven realidades diferentes. Cuatro cochabambinos cuentan sus experiencias tras estos seis meses de cuarentena.
Supervivencia de la cultura musical en Cochabamba

La palabra cultura es muy amplia, engloba distintos factores, entre ellos la música. Este es el caso de músicos cochabambinos que viven en un problema constante por la situación de la cuarentena, ya que no saben hasta cuándo durará y mucho menos si cuando se levante podrán volver de inmediato a los escenarios. Algunos tuvieron que adaptarse al mundo virtual dando clases o espectáculos, pero otros tuvieron que recurrir a diferentes actividades laborales para poder tener una fuente de ingresos.

“El olvido a la cultura se viene arrastrando hace más de 14 años, y no hay gente capaz que apoye a este sector”, afirma Lenin Butrón, dueño de la Muela del Diablo y gestor cultural por más de 13 años de la movida rockera en Cochabamba.

Después de que el Ministerio de Cultura y Turismo, junto con el Ministerio de Deportes se fusionaron en el Ministerio de Educación, el sector cultural y los artistas en general se enfrentan a una incertidumbre diaria y es por eso que buscaron alternativas para sobrellevar esta situación.

Por otra parte, Butrón afirma que la cultura es esencial en la vida de los seres humanos. Se lamenta que no exista un plan de contingencia que pueda ayudar a los artistas, y estos se han visto obligados a pensar en otras opciones como actividades organizadas de manera virtual, pero depende mucho de qué tan conocidos sean en el rubro.

Ante estas medidas, varios artistas tanto de manera individual como grupal se han organizado para tratar de afrontar esta crisis, además de brindar al público espectáculos y cursos gratuitos para entretenerse en casa los primeros meses de la cuarentena, pero se dieron cuenta que no es sostenible.

“Algunos de mis amigos están produciendo música, estudiando más y componiendo desde que empezó la cuarentena. Pero otros tuvieron que dejar de lado y ponerse a trabajar de cocineros, hacer delivery y trabajos extra, para generar ingresos porque hay que sobrevivir”, comenta Butrón.

Teniendo en cuenta que, su fuente de ingresos depende de los conciertos en vivo y eventos a los que asisten, les es difícil generar ingresos ya que, muchos géneros musicales no tienen un reconocimiento en Cochabamba.

Por su parte, Huáscar Ballón, interprete cochabambino con casi 35 años de trayectoria en el campo artístico y parte de las bandas de rock El Che y KNY afirma lo siguiente: “El sector del arte ha sido descuidado toda la vida.”

La pandemia los golpeó de una manera significativa y más aún a los músicos del género alternativo, por el poco apoyo y reconocimiento que tienen en la ciudad.

“Tengo más de 26 años en lo que es la música alternativa, hace un año comencé con mi escuela de música, y de profesión soy Ingeniero Comercial y tengo un pequeño

emprendimiento de fabricación de muebles de melanina”, explica Ballón. Si bien, tiene un pequeño emprendimiento y forma parte de dos grupos musicales (de los cuales solo dieron lives benéficos), al igual que todos los músicos tuvo que pasar por un periodo de adaptación al mundo virtual con las clases de música.

Antes de la cuarentena las clases en su escuela eran grupales y tenían duración de una hora diaria. Sin embargo, ahora tuvo que adaptar sus horarios y personalizarlos con 30 minutos por alumno cuatro días a la semana. “Significó muchas cosas y cambios, pero avanzan mejor que de manera grupal”, dijo.

Entre otras cosas también comentó que al ser de manera personalizada no aumentó el precio de las clases, considerando que la pandemia afectaría en la economía de manera general.

Esta es la situación de uno de los músicos que está en proceso de apartarse y seguir produciendo música. El caso de Jaime Luis Fernández (baterista) y Ariel Romero (guitarrista) que forman parte del grupo Los Rockefeller es totalmente diferente.

“Lamentablemente tuvimos que parar los ensayos y presentaciones por la cuarentena y enfocarnos en nuestros trabajos, no vivimos de la música”, comentó Fernandez, quien tiene 16 años de trayectoria en la música y estudió publicidad y marketing como profesión.

Por otro lado, Romero es ingeniero de sistemas y dice que hace música por afición y que es difícil triunfar como artistas en Bolivia, ya que no se tiene el suficiente apoyo tanto del Gobierno central, como del municipal.

“Es complicado poder generar ingresos o hacer un en vivo y cobrar para que nos vean, por el género de música que tocamos. A muchos no les gusta y en Cochabamba no hay público que le guste la música alternativa”, afirmó Romero. Los Rockefeller pararon los ensayos por el momento ya que los miembros se están enfocados en sus respectivos campos laborales.

Si bien muchos artistas realizaron lives en diferentes plataformas virtuales, Butrón mencionó que, tanto para el artista como para el espectador, es una experiencia totalmente diferente, no hay interacción alguna con el público y esto puede provocar un cansancio por parte de la audiencia virtual.

Sin embargo, los cuatro personajes reconocidos en esta rama de la cultura, coinciden y esperan que pase esto pronto para volver a conectar con su público, recibir los aplausos de su audiencia y abrazarse con sus colegas para apoyarse mutuamente.

Estudiante de la Universidad Privada de Cochabamba – Instagram: @maya.cab