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  • Diario Digital | miércoles, 24 de abril de 2024
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El retorno del rey (del horror venéreo)

Sobre ‘Crimes of the future’, la nueva película del director canadiense David Cronenberg, uno de los platos fuertes del Festival de Cannes 2022
Un fotograma del trailer de ‘Crimes of The Future’, la nueva película de David Cronenberg. NEON
Un fotograma del trailer de ‘Crimes of The Future’, la nueva película de David Cronenberg. NEON
El retorno del rey (del horror venéreo)

“Las profecías son sucias y raídas”

Vaughan, Crash

Desde eXistenZ (1999), el “rey del horror venéreo” no había sacado ningún filme que haga honor a semejante título honorífico. David Cronenberg, durante el siglo XXI, prácticamente se ha dedicado a construir la parte de su obra que denominamos “Cronenberg expansivo” o convencional en contraposición tanto a su fase “autoral” entre Videodrome (1983) y Spider (2002), como al periodo de inicio inaugurado por Shivers (1975) que podríamos llamar “de género” (sea gore, terror, ciencia ficción o softporn). Y es que, si bien la obra de esta especie norteamericana de intelectual nerdoso tiene una coherencia notable, cada una de las tres fases arriba mentadas puede dar ideas bastante heterogéneas según las referencias que se hagan. En un trailer, la expectativa podría ser muy diferente si leemos: “del director de Shivers, Rabid y Scanners”, o “del director de Dead ringers, Naked lunch y Crash”, o “del director de History of violence, Eastern promises y A dangerous method”. La imaginación puede oscilar entre variables que van desde una sofisticada biografía intelectual de época hasta un grupo de caníbales sexuales con un gusano dentro del cuerpo, pasando por la mafia rusa en Londres o el uso de sustancias psicoactivas que procuran alucinaciones tales como una simpática máquina de escribir-cucaracha-esfínter.

Crimes of the future (una idea que viene dando vueltas por la cabeza de Cronenberg desde los lejanos setentas y que en ese entonces mereció un mediometraje experimental), todo indica, corresponde a su línea más personal, a la que le dio el sello de “cine de autor” y el título que lo consagra como monarca de una poesía penetrante, incómoda, monstruosa, perversa y existencialista hasta la médula.

Quizas Viggo Mortensen, antojado de participar por fin en un filme esencialmente cronenberguiano, haya azuzado a este “tejedor de pesadillas” para retomar el tema que había dejado de lado en los últimos años (y así consagrarse como el actor fetiche incuestionable en este prolífico corpus): el cuerpo, la condición corpórea, ya no como simple vehículo o receptáculo de la personalidad, psiquis o alma, sino más bien como alfa y omega de la experiencia vital, principio determinante y fin inconfesable del actuar humano, esencia íntima y, sobre todo, potencia, potencia pura, sea ésta de naturaleza creativa y/o destructiva.

Artes escénicas y cirugía, sexo y bisturí, deformidad y erotismo, exhibicionismo y secrecía, órganos maquinales y máquinas orgánicas, violencia preciosista y humor ácido, en fin, muchas de las aporías quintaesenciales en el cine del canadiense se hacen patentes con el breve atisbo que propone el trailer de Crimes of the future, prometiendo esa vivencia innombrable que había producido en el siglo pasado con Crash o Videodrome, esa “fórmula” no apta para todo público que ahuyenta al espectador convencional de la sala como si se tratara de un verdadero cirujano realizando una performance de alto riesgo en la palestra. Sin embargo, para aquel que osa atravesar el umbral y abandonar la mochila de esquemas éticos y estéticos (que, heredados en tanto que habitus, actúan como anticuerpos a esta imagen viral desatando una incomodidad de naturaleza simbólica, en el límite de lo somático, prácticamente intolerable) durante un par de horas para adentrarse imaginariamente en un universo axiológico alterado, la experiencia puede tornarse en un auténtico deleite estético, en un festín para el gourmet de la rareza audiovisual y de la belleza fuera de todo código (¿acaso la única belleza verdadera?).

Para los amantes de este cine, la espera que produce este nuevo opus no se remonta a 2014 (año de lanzamiento de Maps to the stars) sino a fines del siglo XX, cuando Cronenberg era considerado literalmente como un bicho raro en el mundo del arte por su propuesta al límite entre el terror, el gore, la ciencia ficción, el cine experimental y, sobre todo, al límite de la capacidad del espectador de ser solamente eso: espectador.

Con el estreno de Crimes of the future –que cuenta en el elenco con las jóvenes divas Léa Seydoux y Kristen Stewart además de Mortensen–, este Cannes 2022 nos depara una sorpresa que imaginamos espléndida, insólita y profunda, algo como un orgasmo en pleno quirófano, quizás... ya veremos... ya sentiremos. Mientras tanto, solo nos queda decir: “Larga vida al rey”, y rezar para que la (doble) moral impecable y el alto sentido del decoro que caracterizan a nuestra cultura nacional no obstaculicen su disfrute en pantalla grande.