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  • Diario Digital | martes, 23 de abril de 2024
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Jane Campion habla sobre la masculinidad en ‘El poder del perro’, el #MeToo y los Oscars

Una conversación con la directora neozelandesa sobre su filme que se llevó el galardón a mejor película dramática en la pasada ceremonia de los Globos de Oro, un western de cowboys sensibles y masculinidades tóxicas producido por Netflix, pero también sobre su legado como icono del cine y las tentaciones de Hollywood
La escritora, productora y directora Jane Campion en el set de ‘El poder del perro’, contra la inmensidad física de una Montana escasamente poblada.      NETFLIX
La escritora, productora y directora Jane Campion en el set de ‘El poder del perro’, contra la inmensidad física de una Montana escasamente poblada. NETFLIX
Jane Campion habla sobre la masculinidad en ‘El poder del perro’, el #MeToo y los Oscars

Han tenido que pasar doce años para que Jane Campion (Wellington, 1964) vuelva a rodar un largometraje. Y ha resultado ser, además, uno de los más ambiciosos de su carrera. ‘El poder del perro’ marca el retorno de la neozelandesa al cine desde ‘Bright Star’ (2009) y después de su paso por la televisión con la serie ‘Top of the lake’, en la que trabajó durante dos temporadas. “Sentí que podía hacer un trabajo más radical en televisión que en el cine, quería tener más posibilidades para experimentar, pero nunca rebajé mis estándares: usé las mismas técnicas, cámaras y equipo que en una película”, cuenta a FOTOGRAMAS en una entrevista virtual antes del estreno de su nuevo trabajo, que adapta la novela de Thomas Savage de 1967.

En la década que Campion ha estado alejada de la cartelera han pasado muchas cosas: el movimiento #MeToo ha sacudido Hollywood, las directoras han tomado la delantera en los festivales y el canon cinematográfico está siendo revisitado. Como referente femenino tras las cámaras, Campion no es ajena a esta revolución que, dice, “es emocionante y reparadora”. Ya no es la única directora con Palma de Oro del Festival de Cannes —la consiguió por ‘El piano’ (1993) y este año la ha acompañado Julia Ducournau con ‘Titane’ (2021)—, pero sigue siendo todo un icono, además de una artista con una mirada única.

En el lejano oeste

Pregunta. ¿Qué te atrajo de ‘El poder del perro’ de Thomas Savage?

Respuesta. Nunca sé cómo ni cuándo me va a llegar una inspiración de esas que te atrapa y no te suelta. Porque realmente esa es la motivación que necesitas para llevar a cabo la inmensa tarea de profundizar en una historia y trasladarla a la gran pantalla. Leí el libro de Savage solamente por interés y pensaba que se quedaría en eso, pero no pude dejar de pensar en los temas de la historia y lo interesantes que eran. En lo bueno que era el libro, vaya. Así que, aunque en aquel momento me decía a mí misma que me quería retirar, empecé a investigar sobre quién tenía los derechos. Pensé en ser simplemente la productora esta vez, pero la realidad es que solo iba a conseguir financiación si era yo quien escribía y dirigía.

P. ¿Cuánto tiene la película de los westerns clásicos?

R. Diría que mi relación con el western es la misma que la de Thomas Savage. El autor tiene un punto de vista muy sarcástico sobre los westerns, una visión más compleja. De hecho él vivía en el Oeste, y realmente trabajaba con caballos y podía hacer todos los trabajos duros en el rancho. Pero no era el clásico hombre alfa, tenía un gran secreto. Creo que encontró las actitudes de la masculinidad hegemónica muy irritantes, le enfurecían, y redujeron su capacidad para vivir una vida plena. Fue muy opresivo para él, así que venía de un ángulo mucho más complejo. La imagen más romántica del western es aquella donde los hombres son hombres y resuelven sus problemas a tiros, con cielos azules y la inmensidad de los paisajes para que vivan sus aventuras. Savage quiere cuestionar esta idea y su historia es en cierta manera la de David contra Goliath, el macho duro contra una nueva masculinidad.

P. Aunque esté ambientada en el pasado, ¿habla también de la masculinidad de hoy?

R. Totalmente. Esto de la masculinidad no ha cambiado tanto, y en esencia va del abuso de poder. Savage ofrece un retrato muy complejo de esto con sus dos protagonistas, Phil (Benedict Cumberbatch) y Peter (Kodi Smit-McPhee), que representan dos puntos de partida muy diferentes: Phil es el macho alfa y misógino, mientras Peter es un chico más afeminado que está sufriendo bullying y ha tenido que encontrar otro tipo de fuerza interior. No es capaz de esconderse en una pose masculina como hace Phil. Hay una dinámica entre ambos que me encanta.

P. ¿Cómo fue trabajar con Benedict Cumberbatch?

R. Es un actor increíblemente carismático. Tiene una energía exuberante, una fuerza torrencial dentro que puede captar al vuelo cualquier cosa. También es un perfeccionista, lo que aprecio porque quiere hacerlo lo mejor posible, aunque también puede convertirse en un problema porque el perfeccionismo es a menudo nuestro peor enemigo. Creo que Benedict realmente quería interpretar este papel, quería una transformación completa, y eso para los actores es de una de las cosas más emocionantes que puedes hacer. Ponerte retos, porque si no te conviertes en algo muy obvio. Tienes que tener valentía, y Benedict la tiene.

Un referente femenino

P. Este es el primer hombre protagonista de tu filmografía. ¿Por qué era el momento indicado?

R. No puedes decidir de quién te vas a enamorar, y tengo que enamorarme de una forma muy profunda de mis proyectos, porque voy a estar trabajando en ellos durante mucho tiempo. Pero no lo controlo, es algo en mi inconsciente responde a una historia concreta. También creo que tiene que ver con la explosión de mujeres directoras a raíz del movimiento #MeToo, que ha sido tan emocionante para todo el mundo. De alguna manera, por fin siento que puedo encabezar un proyecto como ‘El poder del perro’. Las mujeres hemos dicho que esta revolución no se va a ningún lado, y ese feudo en la ficción por parte de los hombres blancos es una cosa del pasado. La diversidad es interesante y beneficiosa.

P. ¿Sientes que has guiado a muchas mujeres delante y detrás de las cámaras?

R. Para mí fue importantísimo que Gillian Armstrong hiciese películas antes de que yo entrase en la escena. Me hizo ver que era posible que una mujer fuese directora. Durante gran parte de mi carrera no ha habido más de un 7% de mujeres cineastas presentando películas cada año. Ahora es un poco mejor, pero aún hay una gran desigualdad. Cuando era joven, la explicación siempre era que las mujeres no eran buenas como directoras, y nunca me lo creí. La verdad es que algunos hombres no necesitaban argumentos muy convincentes: decían que les gustaría que hubiese más directoras y darles premios en festivales, pero es que “simplemente no son lo suficientemente buenas”. Eso, afortunadamente, ya no cuela. Y luego encima están los premios reservados para las mejores películas dirigidas por mujeres. Venga, podemos competir en el mismo escenario que el resto, no os preocupéis.

P. En tus películas siempre aparecen temas de represión sexual y deseos ocultos. ¿Por qué crees que se ha convertido en una parte tan integral de tu cine?

R. El deseo es un interés fundamental para mí cuando habla de lo que motiva a los seres humanos y cuando explora las fuerzas misteriosas que nos llevan a seguir adelante. Lo fascinante está en lo que tememos, hacia qué nos sentimos atraídos y por qué nos da vergüenza admitirlo.

P. ¿Esa búsqueda ha definido tu estilo visual?

R. No exactamente, pero sí que he estado obsesionada con este tema desde que era joven. Mucha gente me dice que en mis películas he podido mostrar el deseo en imágenes. Para mí tiene que ver con pensar sobre la realidad y con cómo experimento el mundo. Es una cuestión de estar atenta y observar cómo funciona el deseo. Mira, me encanta el deseo porque toca un punto débil. La gente es muy misteriosa sobre ello porque es muy íntimo, también embarazoso, pero contiene todo lo que es bueno sobre el ser humano: sentir y conectar con otras personas. La oportunidad de sentirte vivo.

Érase una vez en Hollywood

P. ¿Alguna vez te ha tentado Hollywood?

R. Me han tentado para ganar mucho dinero. Parece una buena idea, ¿no? La verdad, no creo que lo pudiese hacer, no me motiva ese camino. Ya tuve una experiencia haciendo una película desde un lugar que no era honesto y no lo disfruté [‘Holy Smoke’ (1999), producida por Miramax]. Fue una versión muy suave de lo que podría haber sido. Recuerdo que cuando estrené ‘El piano’ me ofrecieron muchísimo dinero para rodar tres películas, y un agente de Hollywood me dijo: “no lo hagas, te destruirá completamente”. Me dijo que lo había visto demasiadas veces antes. Así que hice solo una y dije basta.

Quizás fue más positivo convertirte en la segunda mujer en la historia de los Oscar en ser nominada a Mejor Dirección. ¿Pasa por tu cabeza que pueda volver a ocurrir?

¡Todo pasa por esta cabeza de aquí arriba! Pero no de forma obsesiva. Estoy aquí para apoyar esta película, para que tenga un lugar en el mundo. Sabemos que los premios de la Academia son una manera de canalizar ese interés, pero no es necesariamente real. Es solo un juego. Así que sí, jugaré, pero no es algo en lo que crea completamente.