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  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
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La muerte de Pando y la censura al cuadro de Borda

Una recapitulación histórica del retrato que el pintor boliviano dedicó al presidente asesinado y fue censurado

La muerte de Pando y la censura al cuadro de Borda.
La muerte de Pando y la censura al cuadro de Borda.
La muerte de Pando y la censura al cuadro de Borda

Para 1917, Arturo Borda, entonces conocido por pequeños cenáculos literarios del medio, daría un salto a la fama mediante un polémico retrato del expresidente José Manuel Pando. Aquí detallamos los inicios tempranos de la censura política hacia el arte en nuestro país.

La muerte inesperada del ex presidente y General Mayor José Manuel Pando marcó un antes y después en la forma de la conducción política del país. En esos momentos se pensaba de un “crimen político”, manifestado por los voceros republicanos, especialmente Bautista Saavedra, donde años más tarde llegaron al poder. En este sentido, Arturo Borda plasma su adhesión republicana mediante un polémico cuadro al cual la política municipal de la ciudad de La Paz trata de erradicar dicho cuadro para no promover una insurrección popular en contra de los liberales. 

Fue en el Kenko donde fue encontrado Pando, en un barranco, aquel 20 de junio, tres días después de su deceso, esto sacó muchas teorías sobre el suceso y también muchos homenajes rápidamente. Desde marchas fúnebres hasta varios folletos como biografías apresuradamente escritas por sus seguidores y admiradores. Esto fue el detonante para la caída total de los liberales en el gobierno. Fue fácil encontrar acusados y presuntos asesinos, entre ellos estaba el banquero y nuevo presidente José Gutiérrez Guerra; aun no siendo presidente, ya que el 06 de agosto, recién sería posesionado como tal. Solamente un joven de 17 años, Alfredo Jauregui, sería acusado y fusilado diez años más tarde. A manera de buscar a un culpable cobraron la vida de un inocente y callaron la verdad, ante todo. Un crimen injusto, innecesario y por lo tanto políticamente degenerado, ya que años más tarde se daría a luz que la muerte de Pando sería por un derrame cerebral ocasionado por la ingesta de bebidas en la casa de los Jauregui. 

La prensa opositora no dejaría de escribir varias columnas los días siguientes sobre este luctuoso hecho. En este sentido, Borda, pintor autodidacta, se perfilaba como una promesa en el arte boliviano, y provocó gran interés en su pincel para plasmar al expresidente fallecido.

Todavía no reconocido como un pintor de talla nacional, a pesar de las buenas críticas de sus exposiciones en 1915 y su relación amistosa con ciertos escritores como Gregorio Reynolds, Juan Capriles, Federico More, entre otros, recién se incursiona en la demanda popular mediante el trazo artístico en julio de 1917, logrando dar un impacto social con un retrato a modo redentor de Pando. 

En el mes de julio se exhibe el cuadro de Borda, en la Casa Grande, propiedad de Enrique Borda. Pintado al óleo donde se muestra la cabeza de Pando, con los ojos cerrados y con una herida en la ceja izquierda. Dando la impresión el retrato como si fuera la muerte de un santo, conmovió mucho más a la población; más aún con la teoría de que fue un crimen político. Borda incursionará efímeramente en una denuncia pública. La recepción fue grande.

En esos momentos nerviosos para los liberales, deciden retirar el cuadro, ya que también se reproducen otros bocetos en otras galerías céntricas de la ciudad. Borda recibe la atención de la prensa por el polémico retrato del expresidente.

Periódicos como el Diario, La Razón y El Hombre Libre, dan a conocer la recepción llena de ovaciones y aplausos. No fue sino hasta pasados los días de su exposición, se decide retirar el cuadro por orden municipal.

En medio del caos político, se logra identificar quién fue el responsable de retirar dicho cuadro de la Casa Grande: José L. Calderón, inspector de la policía del Honorable Concejo Municipal. Las justificaciones del retiro las publica mediante una esquela donde explica los motivos del retiro del cuadro del ex mandatario, en el cual enumera criterios por los cuales debería no solo retirarse, sino destruirlo. Entre sus criterios está la forma en como está representado el retrato, de manera macabra y ausente de toda moral, especialmente para la familia doliente; así como también asocia este retrato al de un nicho con una lápida abierta, pensando que el retrato fuera de un anciano con aspectos similares al del fallecido y, por último, por el “peligro” que corrían los espectadores denominados como “gente del pueblo” que deambulaban por el centro de la ciudad. Calderón tenía miedo de una insurrección popular. Aquí ya se puede ver aspectos a favor de la clase media por parte de Borda, quien será un flamante defensor de los derechos obreros y mineros años más tarde.

Al final, después de varios reclamos de la prensa opositora, la recepción del cuadro duró días y, posteriormente fue retirado. Pero, ¿dónde está el cuadro original? Al día de hoy se haya perdido, posiblemente fue quemado o entregado a los basurales de la ciudad.

El mes de julio de 1917 fue para Borda el inicio de su carrera artística como tal, si bien fue de impacto político su obra, primero y después artística, no deja de impresionarnos la inquietud que causó la obra en los munícipes liberales de esa época, dando la prohibición de obras de arte de autores emergentes que tengan una conexión de raigambre popular. 

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