Opinión Bolivia

  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
  • Actualizado 12:31

Cine latinoamericano: Algo más que Argentina, Brasil o México

A propósito de las películas bolivianas ‘Utama’, ‘El visitante’ y ‘El gran movimiento’ y su lugar en el panorama cinematográfico regional. El filme de Alejandro Loayza sigue en cartelera del país
Cine latinoamericano: Algo más  que Argentina, Brasil o México
Cine latinoamericano: Algo más que Argentina, Brasil o México
Cine latinoamericano: Algo más que Argentina, Brasil o México

La película boliviana Utama, dirigida por Alejandro Loayza, se estrenará el 4 de noviembre en las salas comerciales en Nueva York. Con posterioridad, también se proyectará en Los Ángeles, Chicago y muchas ciudades más. Filmada en paisajes áridos de una gran belleza, la película sigue a una pareja de ancianos quechuas que ha vivido una vida tranquila durante años. Pero todo cambia cuando una larga sequía pone en peligro su modo de vida, obligándolos a decidir si se quedarán en el único lugar que han conocido o si tendrán que mudarse a otro sitio.

Los fans del cine independiente que vayan con frecuencia a salas pequeñas, probablemente hayan visto el tráiler, proyectado durante un tiempo en esos espacios. La película ha causado sensación desde su estreno este año en Sundance, donde ganó el Gran Premio del Jurado en la categoría internacional. Utama también consiguió importantes premios en festivales como el de Guadalajara, Málaga, Ámsterdam y Toulouse. Pero lo que hace que su caso sea realmente sorprendente es que, aunque proviene de una industria muy pequeña, no fue la única película boliviana que causó gran impacto. En junio, El visitante, de Martin Boulocq, ganó la Competencia Internacional de Narrativa en Tribeca y, en agosto, El gran movimiento, de Kiro Russo, también se estrenó en las salas comerciales en Nueva York, luego de ganar el Premio Especial del Jurado en el Festival de Cine de Venecia el año anterior.

Si bien el primer largometraje boliviano se estrenó en 1924, nunca hubo una industria formal en este país de 11 millones de habitantes, por lo que el grado de éxito de su cine más reciente es francamente impresionante. No se trata de un fenómeno aislado en América Latina. Hasta hace unos años, pocos países de la región tenían un cine local sólido más allá de México, Argentina y Brasil.

España ha sido parte integral de lo que se hizo entonces y de lo que se está haciendo ahora, ya que las coproducciones con el país europeo siempre fueron una de las mejores vías para encontrar financiación, en especial con un programa como Ibermedia, iniciativa con sede en Madrid que ha financiado más de 2.000 películas durante 20 años en países de habla hispana pero también para proyectos producidos en Brasil, Portugal e Italia.

Además de los más grandes, muchos países de América Latina tuvieron una producción constante de cine local, como Perú, donde Francisco Lombardi desarrolló una carrera consistente; Colombia tuvo su desarrollo con cineastas como Sergio Cabrera y Víctor Gaviria; y Venezuela tuvo a su Román Chalbaud. Chile, donde por muchos años solo Miguel Littin, Patricio Guzmán y Raúl Ruiz fueron los nombres más conocidos, fue el primer país en iniciar un notable incremento en su producción con varias películas que ganaron premios destacados, comenzando con La nana, de Sebastián Silva, que en 2010 fue la primera película chilena en obtener una nominación al Globo de Oro a Mejor Película Extranjera. 

Uruguay también ha desarrollado una pequeña industria en los últimos años, en la que directores como Federico Veiroj, Álvaro Brechner e incluso el famoso director de fotografía César Charlone (The Two Popes, American Made) han desplegado carreras con varias películas en su haber.

Cuba siempre ha sido un caso diferente, ya que las producciones siempre fueron totalmente financiadas por el estado, incluso durante los peores años de su turbulenta economía. Tomás Gutiérrez Alea, Humberto Solás y Fernando Pérez son algunos de los nombres que vienen a la mente entre los directores más prolíficos y respetados de la isla.

En los últimos años, la consistencia del buen cine latinoamericano se extendió a otros países. Esa democratización fue particularmente notable en Centroamérica. En 2021, La Llorona, de Jayro Bustamante, se convirtió en la primera película de Guatemala en ser nominada al Globo de Oro, dos años después de que Nuestras madres de César Díaz ganara la Caméra d'Or en Cannes. Costa Rica también se destacó con varias películas que ganaron importantes festivales en los últimos años, como Tengo sueños eléctricos, de Valentina Maurel, que ganó los premios a Mejor director, Mejor actor y Mejor actriz en Locarno y se llevó el Premio Horizontes en San Sebastián solo unas semanas después. Clara Sola de Natalia Álvarez Mesén obtuvo 17 galardones internacionales desde que debutó en Cannes el año pasado. Panamá causó sensación recientemente con Plaza Catedral, dirigida por Abner Benaim, y Nicaragua tuvo el estreno mundial en Toronto de La hija de todas las rabias, ópera prima de Laura Baumesteir de Montis, que es el cuarto largometraje producido en ese país en toda su historia y el primero dirigido por una mujer.

En el Caribe, la República Dominicana ha incrementado de modo exponencial su producción de largometrajes en la última década, con películas como Carpinteros, de José María Cabral, que debutó a nivel mundial en el Festival de Cine de Sundance en 2017. Algo similar sucedió en Puerto Rico, donde películas como Perfume de gardenias de Gisela Rosario Ramos tuvo su estreno mundial el año pasado en el Festival de Cine de Tribeca.

En América Latina, Ecuador y Paraguay también han experimentado un aumento notable. Las herederas, del director paraguayo Marcelo Martinessi, ganó varios premios en Berlín en 2018, incluido el Oso de Plata a la Mejor actriz para Ana Brun, mientras que Juan Carlos Maneglia y Tana Schembori han sorprendido al público con películas bien hechas como 7 cajas, que ganó premios en Palm Springs y San Sebastián, y Los buscadores, un inteligente intento de crear una película de acción y aventuras en Paraguay que también fue invitada a proyectarse en Palm Springs.