“Este año los documentales latinoamericanos llegan con fuerza a la Berlinale”

Este año la Berlinale trae, en palabras de su director artístico Carlo Chatrian, “un programa que incluye perspectivas juveniles, pero, además, una competición atrevida y ecléctica”. El Festival Internacional de Cine de Berlín, que tendrá lugar del 16 al 26 de febrero, exhibirá poco más de 280 películas y este año reafirmó su apoyo y compromiso con la libertad de expresión, del arte y del diálogo pacífico.
Tanto en el programa de la competición oficial, como en los de las secciones paralelas, el cine Iberoamericano, el asiático y el cine hecho por mujeres continúan en ascenso, aunque no representan aún una mayoría. Sin embargo, Chatrian destacó que Latinoamérica este año tiene una presencia importante en el festival en lo que se refiere a documentales, aunque también hay propuestas de ficción y cortos. Por ello, este año el cine en español está representado por las directoras mexicanas Tatiana Huezo, Lila Avilés, los argentinos Ulises de la Orden y Martín Benchimol, la chilena Maite Alberdi y los españoles Lois Patiño, Christian Avilés o Álvaro Gago, entre otros, que presentarán sus trabajos en diferentes secciones de este encuentro cinematográfico.
Luego de dos años de restricciones, el Festival Internacional de Cine de Berlín vuelve a abrir sus puertas al público masivo del 16 al 26 de febrero y entre sus novedades este año tendrá a Kristen Stewart como presidenta del jurado y rendirá homenaje a Steven Spielberg. Pero, también, ha enfatizado su apoyo a las víctimas de la guerra en Ucrania y al movimiento de protesta en Irán. En ese entendido, la Berlinale anunció el estreno del documental Superpower, de Sean Penn y Aaron Kaufman, que aborda los viajes de Penn a Ucrania en su intento de perfilar al presidente Volodymr Zelensky y, además, de una serie de películas, cortos y documentales que hacen referencia a este conflicto bélico.
“Este año, más que nunca, formar parte de la Berlinale significa estar codo con codo con quienes luchan por expresar sus ideas, y con quienes se niegan a someterse a una versión conformista de la realidad que dicta lo que puede y debe decirse”, señaló Chatrian el pasado 23 de enero en conferencia de prensa. “El festival presenta películas que cuentan la historia del mundo con todas sus heridas, así como su desgarradora belleza, y películas que intentan sustituir una realidad por otra que esté más en armonía con nuestros deseos. Al hacerlo, sientan las bases del cambio. Las películas que hemos seleccionado tienen el valor de afirmar un punto de vista, incluso cuando éste va contra corriente”, añadió.
Chatrian conversó con la RAMONA sobre el cine Iberoamericano que forma parte de su programación, pero también de los desafíos que implicó la realización de este festival, que celebra su edición 73.
¿Cuál es el lugar que ocupa el cine Iberoamericano en el programa de este año?
El cine Iberoamericano siempre ha tenido un rol importante. En este año tenemos una película de México que se estrena en la competencia principal, Tótem, que es la propuesta de una joven cineasta, Lila Avilés, cuya primera película ha sido previamente vista por nosotros. También tenemos otra película mexicana, en la sección Encuentros, hecha por otra joven cineasta, Tatiana Huezo, directora de El Eco (México/Alemania). Ella ya estuvo en el festival años atrás y su película anterior estuvo en Cannes. Tenemos más películas proyectadas en la sección Panorama, hay, por ejemplo, un documental muy fuerte llamado Transfariana (Colombia/Francia) que es bastante político, pero también muy conmovedor, mezcla dos tópicos como son las FARC y el movimiento Trans en una manera muy política. Los documentales latinoamericanos vienen este año con mucha fuerza a la Berlinale, tenemos otro muy personal –que mezcla pensamientos con elementos de ficción– llamado El Castillo, de Argentina que aborda la relación única entre una madre y su hija. También hay otro documental muy fuerte de Chile que acaba de estrenarse en Sundance, La memoria eterna, de Maite Alberdi que tuvo críticas muy favorables en ese festival. Otro documental muy fuerte que forma parte de la Berlinale es El Juicio (Argentina/Italia/Francia/Noruega), dirigido por Ulises de la Orden, que aborda un tema –que Santiago Mitre también trabaja en su película 1985 y que hoy mucha gente conoce–, pero la realidad de lo que se vivió en ese entonces es incluso más fuerte... y bueno decir que Latinoamérica está presente y siempre lo estará en nuestro festival.
¿Hay mayor presencia de mujeres cineastas en la Berlinale? Desde su punto de vista y experiencia, ¿cómo ve hoy el trabajo de las mujeres en el cine?
Este año abriremos con She came to me, una película hecha por una cineasta, Rebecca Miller, que creo es muy talentosa. Cuánto (espacio) les dejamos a las cineastas es un trabajo progresivo, necesitamos más películas hechas por cineastas mujeres y nosotros tratamos de apoyarlas sin cuota. En mi opinión personal, no estoy a favor de poner una cuota, pues pienso que cuando pones una cuota, piensas más en ello y no así en las películas. Creo que las mujeres traen algo que es diferente a los otros filmes y algo que es importante… y creo que necesitamos todos los puntos de vista en nuestra selección.
¿Conoce algo del cine que se hace en Bolivia?
Sí conozco el trabajo de Kiro Russo. Él estuvo conmigo cuando estuve en Locarno y estuve siguiendo su más reciente película (El gran movimiento), en Venecia, es probablemente el primer cineasta boliviano que se me viene a la memoria.
Este 2023 el afiche de la Berlinale revaloriza el rol del público en eventos como este festival, esto me lleva a preguntarle ¿cuáles serían desde su punto de vista las estrategias para que las nuevas generaciones, expuestas a una serie de distracciones visuales que se encuentran a diario, por ejemplo, en las RRSS, eduquen sus ojos y sean futuros consumidores de cine de autor?
Creo que no podemos cambiar el modo en el que está yendo el mundo y también creo que es bueno que los jóvenes tengan una total, fluida y simple relación con las imágenes cinematográficas, no están mal por verlas. Es más complicado para las películas encontrar su propio espacio, es cierto, pero no estoy preocupado porque los festivales de cine son una atracción real para la audiencia joven. El reto es cómo llevar el interés a las salas de cine, que es el segmento en la producción de la película que está siendo fuertemente afectado. Cómo hacerlo no lo sé…
Este año la Berlinale regresa luego de dos años de restricciones ¿De qué manera la pandemia ha afectado al festival, en Latinoamérica, por ejemplo, muchos festivales han sufrido recortes en sus presupuestos?
Todos los festivales están en una difícil posición, considerando el punto de vista financiero. Los auspiciadores en los últimos años han apoyado menos a los festivales, esto debido a que los festivales tienen una difusión quizá más pequeña… así que si hablamos financieramente es un reinicio real, esperamos que podamos regresar, aún aquí en el festival de Berlín, con el mismo apoyo que teníamos en la pre pandemia, es una premisa en la que trabajaremos.
¿Tienen la Berlinale algún programa o actividades para llevar las películas de su programación a Latinoamérica?
La Berlinale es parte de un gran sistema. Hay muchos y muy relevantes festivales de cine en toda Latinoamérica. Los filmes que tienen la premier aquí luego viajan con el festival, si nosotros vamos (a Latinoamérica) con nuestra marca, chocaremos y es algo que no queremos hacer, pues tenemos una conexión muy buena con la gente de “Ventana Sur”, del BAFICI, del Festival de Guadalajara o del de Morelia. Los cineastas que tienen su premiere aquí en festival, saben que su película viajará con la marca del Berlinale a otros festivales de Latinoamérica y ya ellos serán quienes las seleccionen.
Se dice que hoy se hace más cine con menor presupuesto. ¿Ha subido la cantidad de propuestas que llegan al festival? Y si fuera así, ¿qué desafíos les ha significado la selección de las películas de este año?
Bueno esto es una tendencia que ha estado vigente por algunos años, probablemente es porque vimos que las películas no necesitan un gran presupuesto para ser creadas, y el número de películas se incrementa cada año, y eso obviamente es un reto más grande para nuestra selección, porque somos limitados entre películas programadas, y este año tenemos un 25% más, lo cual es mucho entonces es más complicado.