Opinión Bolivia

  • Diario Digital | sábado, 20 de abril de 2024
  • Actualizado 09:07

“Es un pedazo de mi vida que me han arrancado”

El joven que trabajaba como payasito fue acusado de haber asesinado a su pareja. Estuvo recluido en la cárcel durante tres años y siete meses.
Brayan Ríos camina con su hija por una calle de Cochabamba. DICO SOLÍS
Brayan Ríos camina con su hija por una calle de Cochabamba. DICO SOLÍS
“Es un pedazo de mi vida que me han arrancado”

Tras permanecer durante tres años y siete meses en la cárcel, por un crimen que no cometió, Brayan Ríos recuperó su libertad e inmediatamente retomó su trabajo en una tienda de cotillones, además de ofrecer su trabajo en lo que sabe hacer, como payasito y animador de fiestas infantiles.

En el momento de abandonar el penal de San Antonio, donde estuvo recluido por casi cuatro años, Ríos afirmó que le arrancaron un pedazo de su vida y que al fin, después de sufrir encerrado en la cárcel, volvería a disfrutar de la compañía de su hija de cinco años y de toda su familia, en declaraciones a la Red ATB.

El abogado de Ríos lamentó que el Tribunal que juzgó a su cliente no haya valorado correctamente las pruebas que presentaron como la reconstrucción, el desfile identificativo y la triangulación de llamadas.

Brayan Ríos, quien estaba en la cárcel por el presunto feminicidio de la “payasita” Alexandra Rodríguez, ganó una batalla judicial y un tribunal falló con la cesación a la detención preventiva, después de que el autor material del hecho confesara el crimen.

Brayan era el enamorado de Alexandra y esperaba la condena de 30 años sin derecho a indulto como lo dictan las leyes bolivianas ante un caso de feminicidio, pero ante el testimonio de confesión de otra persona el proceso dio un giro de 180 grados.

El hecho se remonta a la madrugada del 10 de junio de 2018, cuando Alexandra, de 22 años, recibió un disparo en la cabeza. Todas las pruebas apuntaban a que Ríos había disparado luego de una discusión, sin embargo, hay otro responsable del crimen.

Ahora, Ríos quiere recuperar el tiempo perdido con su hija, la cual no se separa de su lado, y el payasito empezó a recibir algunas propuestas de trabajo en lo que mejor sabe hacer, llevar alegría a los niños.