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  • Diario Digital | miércoles, 24 de abril de 2024
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Brisa, víctima de violación, busca justicia en la CIDH 20 años después

De Angulo fue víctima de violación y tortura a los 15. En 2002, su vida cambió por completo cuando un familiar abusó de ella. Hoy, ayuda a quienes pasaron por la misma situación.
Brisa de Angulo durante una marcha contra la violencia sexual a niños, niñas y adolescentes. CORTESÍA
Brisa de Angulo durante una marcha contra la violencia sexual a niños, niñas y adolescentes. CORTESÍA
Brisa, víctima de violación, busca justicia en la CIDH 20 años después

Hoy, la comparecencia del Estado boliviano sobre el caso emblemático de Brisa De Angulo Losada, víctima de violación en 2002, contra Bolivia (Caso No. CDH 10-2020) culmina, y aunque el fallo oficial no se dará a conocer de forma inmediata, se espera que la Coste Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) responsabilice al país por el maltrato sufrido, al no haber activado los mecanismos judiciales necesarios para proteger y brindar justicia a la víctima.

Una de las abogadas de la víctima, Jinky Irusta, anunció que tanto De Angulo como el equipo jurídico que la acompaña competirán sobre su experiencia y algunas opiniones con medios de comunicación esta tarde.

También se espera que el fallo de la CIDH, de carácter vinculante, impacte en la vida de millones de niñas, niños y adolescentes, fortaleciendo la prevención, la reparación integral, la justicia y la protección contra la violencia sexual en todo el continente, según afirmaron desde la fundación Voces Libres.

Son muy pocos los casos que la CIDH admite cada año. Entre 2011 y 2021, hubo solo 22. Llevar un caso ante éste órgano internacional se considera una medida de último recurso, pues éste es el máximo tribunal de la región en relación a la protección de los derechos humanos. Tiene jurisdicción en 25 países y sus decisiones son vinculantes.

ACUSACIÓN

Dentro de este caso, según Voces Libres, se acusa al Estado boliviano por incumplir su deber de prevenir, tipificar y enjuiciar con éxito, y con la debida diligencia, el delito de violación (...) y teniendo especial cuidado cuando la víctima sea un niño, niña o adolescente.

Se asegura que el Estado no proporcionó los recursos judiciales efectivos para las víctimas de violaciones de derechos humanos.

Ahora, la CIDH podría establecer precedentes legales para la región que mejorarían la capacidad de las jóvenes víctimas de violencia sexual para acceder a la justicia. Si la Corte falla a favor de Brisa, las decisiones que se tomen en este caso podrían inspirar a cambiar leyes y políticas en toda la región.

BRISA

Cuando Brisa de Angulo Losada tenía 15 años, un familiar abusó de ella y la sumió en una burbuja de soledad y amargura. Pasaron 20 años de aquel oscuro momento y su agresor sigue prófugo.

Sin embargo, una luz de esperanza surgió en 2020 cuando su caso se remitió históricamente a la CIDH, cuyo fallo podría crear un gran precedente en Bolivia y en toda la región.

Luego de enfrentar tres juicios fallidos en Cochabamba —donde se desarrolló el hecho—, Brisa vio que, para encontrar justicia, ella misma tendría que defenderse. Por eso, estudió hasta obtener un doctorado en Jurisprudencia y presentó su caso a la CIDH, en 2010. Una década después, su petición pasó a la CIDH.

Brisa contó a OPINIÓN se educó bajo el ejemplo de sus papás de servir al otro. Comenzó a liderar proyectos sociales para ayudar a personas de la tercera edad y a niños de comunidades sin acceso a educación. Le gustaba tocar instrumentos y hacer deporte. Pero, un día, todos sus anhelos se truncaron: “Una vez que fui víctima de violencia sexual, mi vida cambió por completo”.

Uno de sus primos, que le doblaba la edad, llegó a vivir a su casa y a los dos meses comenzó a abusarla, en repetidas ocasiones, varias veces al día. “La violencia sexual no comienza de un día para el otro. (El agresor) poco a poco va cruzando límites, la silencia y la separa de personas cercanas. Le hace creer a la víctima que no hay nada malo en lo que está pasando”, relata Brisa.

Luego de padecer bulimia, anorexia, dejar el colegio, la música todos sus sueños e intentar suicidarse dos veces, habló. Recibió todo el apoyo de sus padres y hermanos, pero su "familia externa" la repudió.