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  • Diario Digital | viernes, 29 de marzo de 2024
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Boliviano que murió con 14 tiros en Buenos Aires fue seguridad de esposa de Paz Estensoro

Hace 30 años, él y su familia llegaron al barrio de San Cayetano, al oeste del Gran Buenos Aires, donde organizó la primera junta vecinal y apoyó en su desarrollo. René, su hijo, lo recuerda como la persona que siempre estuvo para quien lo necesitara. 
René Mendoza en su trabajo en apoyo al barrio de San Cayetano en Buenos Aires. Foto: Cortesía.
René Mendoza en su trabajo en apoyo al barrio de San Cayetano en Buenos Aires. Foto: Cortesía.
Boliviano que murió con 14 tiros en Buenos Aires fue seguridad de esposa de Paz Estensoro

Vivió para la gente y no le negó la ayuda a quien tocaba su puerta. René Mendoza (78 años), oriundo de Cochabamba y destacado dirigente y referente de la colectividad boliviana de González Catán, localidad de Buenos Aires, migró con la idea de tener una mejor calidad de vida y en busca de encontrar un espacio libre de perversión.

Sin embargo, se encontró con un escenario adverso y fue asesinado el domingo con 14 disparos en su vivienda por luchar contra la inseguridad. Su familia se salvó. Estaban todos al interior del domicilio y escucharon los disparos, pero cuando salieron a socorrerlo era tarde. 

René nació en Cochabamba, pero vivió en La Paz, donde trabajó en la Policía, Migraciones, Aduana y fue seguridad de la esposa de Víctor Paz Estensoro, hasta que en 1989 decidió irse a Buenos Aires, cuenta su hijo con el mismo nombre, René Mendoza. 

Hace 30 años, él y su familia llegaron al barrio de San Cayetano, al oeste del Gran Buenos Aires, donde organizó la primera junta vecinal y apoyó en su desarrollo. René lo recuerda como la persona que siempre estuvo para quien lo necesitó. 

“Armó una junta vecinal para que esto no sea una villa, sino un barrio que tenga calles, números, luz, veredas porque es una zona inundable. Él siempre ayudaba”, destaca.

De hecho, el pasado domingo, antes de ser asesinado, Mendoza realizó una última reunión en su casa en la que definieron reactivar un espacio que habían construido para que policías puedan usar y hacer patrullajes ante la inseguridad constante en la zona por la presencia de personas que comercializan sustancias controladas en el fondo del barrio y causan zozobra entre los vecinos. 

Su hijo contó que allanaron al menos en 10 ocasiones la parte más peligrosa de San Cayetano, pero a pesar de ello la venta de droga se convirtió en el pan de todos los días. “En la noche se oyen tiros y la gente tiene que esconderse en sus casas pidiendo que no le caiga ningún tiro”, afirma. En el barrio viven en su mayoría bolivianos, paraguayos y algunos argentinos. 

Mendoza lamentó que sean "pibes" que no tienen 18 años a quienes estos grupos entregan armas para matar a la gente porque, por su edad, no son juzgados bajo las mismas condiciones. 

Asimismo dijo que después de lo ocurrido, su familia teme por su vida y pese a que pidieron que una patrulla esté en la puerta de su domicilio para brindarles resguardo, no lograron que fuera así. 

“Por lo menos murió como quiso: ayudando a la gente”, concluye su hijo, compungido.