El ministro de Defensa, Luis Fernando López, no escatimó palabras para dejar advertido que no admitirá actos de “terroristas” extranjeros, y que independientemente de su nacionalidad, en Bolivia les espera el fin.

Pronunció su discurso enérgico en el acto de desagravio a los caídos en la Guerrilla de Ñancahuazú, que sucedió en 1966 y que culminó con la muerte de Ernesto Che Guevara, el 9 de octubre de 1967. “Debe saber el mundo que Bolivia sigue siendo tierra de valientes y tumba de cobardes. Deben saber que este terrorista (Guevara) y los que vengan van a encontrar en Bolivia unas Fuerzas Armadas entrenadas, listas. Extranjeros, cualquiera fuera su nacionalidad, cubanos, venezolanos, argentinos o lo que fueren, van a encontrar la muerte en nuestro territorio”.

El Ministro comparó la actuación del Ejército y “del pueblo”, en aquel entonces, con el de este siglo. Entiende que la sociedad civil se deshizo de un “tirano”. “La historia se vuelve a repetir: fue el pueblo boliviano el que despachó un tirano y es el que no permitirá que vuelva”.

Reivindicó lo hecho por los caídos bolivianos y criticó que el “desconocimiento de la historia” de anteriores gobiernos no permitiera que fueran reconocidos como “héroes”.

“Intentaron que la moral de nuestros héroes de Ñancahuazú esté por los suelos, no dejándolos desfilar, desdeñando su heroísmo, su valor en la batalla y desconociendo la historia”, dijo.