Opinión Bolivia

  • Diario Digital | martes, 23 de abril de 2024
  • Actualizado 15:36

Bolivia: familias ocultan suicidio como causa de muerte; pandemia subió tendencia en hombres

Expertos en psicología advierten que no es posible tener una estadística real de estos casos en Bolivia. No obstante, observan propenso al género masculino, entre los 20 y 45 años.

Imagen referencial del levantamiento del cuerpo de una persona. ERBOL
Imagen referencial del levantamiento del cuerpo de una persona. ERBOL
Bolivia: familias ocultan suicidio como causa de muerte; pandemia subió tendencia en hombres

En Bolivia, las estadísticas en cuanto a suicidios, esas que tienen el objetivo de dar exactitud a los registros oficiales, no son fidedignas. “No hay una cifra exacta ni antes ni después de la pandemia”, advierten desde la psicología y entidades que hacen seguimiento a la problemática.

Entienden que el principal factor para que el panorama no sea claro es que las familias tienden a “ocultar” la causa del fallecimiento del ser querido y esto se traduce en los certificados de defunción expedidos por los nosocomios, que suelen arrojar términos como envenenamiento, hemorragia o paro cardíaco, entre otros.

Por otro lado, la época de la pandemia, iniciada en Sudamérica en marzo de 2020 y extendida hasta nuestros días, ha “activado” patologías mentales dormidas, y se evidencia que los hombres solos son más propensos a tener tendencias suicidas. Ello asegura el psicólogo clínico Carlos Rocha, director del Centro Boliviano de Asistencia Psicológica.

La psicóloga organizacional Claudia Martínez, cofundadora de Suicidio Adolescente: podemos prevenirlo, y experta en la problemática orientada a la población juvenil, es tajante. “Normalmente, las familias con jóvenes o con personas mayores que llegan a cometer un suicidio prefieren no comunicar esta información ni hacerla pública (…); es comprensible porque son temas muy delicados y personales. Todo esto nos lleva a que, en general, las familias opten por dar la información del fallecimiento de un familiar por causas diversas”.

Para ella, la pandemia fue la “excusa” para que las familias escondan aún más el problema. “La COVID permitió que puedan esconder más fácilmente la causa real del fallecimiento del familiar. Por otro (están) los certificados de defunción. Generalmente, las familias evitan que allí diga ‘fallecimiento por suicidio’. Esto hace que no exista un registro real en Bolivia sobre los casos de suicidio”.

Si bien no se aventura a afirmar si los casos han aumentado en pandemia, asegura que las visitas al psicólogo y psiquiatra sí lo hicieron.

“Se incrementaron de manera importante desde el inicio de la pandemia. La gente consulta generalmente por ansiedad y depresión”.

DETONANTES Martínez detecta que la juventud actual ha desarrollado un grado de tolerancia a la frustración muy bajo ante los planes de la vida. Por ello, los detonantes para que se dé una tendencia suicida en la población joven son el consumo de drogas, ingesta excesiva de alcohol, el bullying, la presión social diaria, el manejo de redes sociales y la tolerancia a la frustración.

Por su lado, el psicólogo clínico Carlos Rocha reafirma la idea de que existen muchos casos de suicidios que no son reportados. “Las estadísticas no son muy creíbles. La familia, cuando se suicida uno de los miembros, busca que el médico extienda un certificado con otro tipo de muerte. Es muy difícil certificar un suicidio. En algunas clínicas, en general, cuando llega una persona agonizando por un intento de suicidio y se muere, en el registro no ponen suicidio, sino paro cardiaco, intoxicación, hemorragia u otro tipo de disfunción orgánica”.

HOMBRES, MÁS PROPENSOS Rocha revela que, a diferencia de lo acontecido antes de la pandemia, ahora se observa (aunque haya pocos datos) una figura nueva: los varones solos son los que experimentan tendencias suicidas en el país.

“Se está viendo que ha habido grandes cambios con esto de la pandemia. Hubo cambios que nos alejan de los anteriores datos. Antes se veía que las personas más susceptibles eran adolescentes y personas mayores, ya con depresión involutiva o sentimiento de soledad. Actualmente, los pocos datos que tenemos nos muestran a hombres que están solos. La mujer parece ser más tolerante a la soledad, en cambio, el varón no. Se ha visto a personas de 20 a 45 años con tendencia suicida por sentimiento de soledad y la idea de que no hay futuro”.

Enumera algunas señales para prestar atención: aislamiento social, retraimiento, ideas suicidas que se convierten en delirantes, abandono personal, ideas fijas, distanciamiento con la familia, consumo de alcohol, drogas e ingesta de pastillas para dormir como “anestésico existencial”.