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  • Diario Digital | jueves, 25 de abril de 2024
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EN OCHO DÍAS SE REGISTRARON TRES HECHOS DE SANGRE EN TARIJA, COCHABAMBA Y LA PAZ

'Puertas adentro': codicia, venganza, herencia y traición rodean atroces crímenes de familias

Algunos de los sindicados de haber baleado a una niña y a su madre, miembros de su familia, en Yacuiba, Tarija. / FELCV TARIJA
Algunos de los sindicados de haber baleado a una niña y a su madre, miembros de su familia, en Yacuiba, Tarija. / FELCV TARIJA
'Puertas adentro': codicia, venganza, herencia y traición rodean atroces crímenes de familias

Pensar que el “amor fraternal” se diluye ante la repartición de una herencia es inverosímil, sin embargo, se da a menudo. El ansia de dinero o de poder, la venganza, la codicia o la traición también pueden constituirse en móviles de un crimen al interior de una familia.

FINGEN MUERTE PARA SALVARSE Un milagro salvó la vida de una niña (de 11 años) y de su madre (49) en Caiza Estación, localidad de Yacuiba, Tarija.

Líos por herencia y venganza son las principales hipótesis del hecho de sangre ocurrido el domingo 16 abril cuando madre e hija fueron interceptadas por dos movilidades. Ellas habían terminado de limpiar su casa en esa comunidad y decidieron dirigirse a Yacuiba en motocicleta, al promediar las 17:30. Cinco familiares ya tenían planeado el crimen y estaban vigilándolas, pero todo se les fue de las manos.

El cuñado (hermano del esposo de la mujer adulta) y los cuatro hijos de él habían planeado deshacerse de María (nombre cambiado) y de su hija. Los hombres descargaron sus armas sobre las víctimas, principalmente contra la madre, y luego de patearlas presuntamente para confirmar que ya estaban sin vida las subieron a una camioneta, pero ellas fingieron estar muertas para salvarse. Las llevaron hasta una quebrada, distante a unos 500 metros del lugar donde las acribillaron, y las arrojaron en una quebrada.

María recibió varios disparos, cerca del cuello y del tórax, por lo que había quedado inconsciente. Su hija, quien tiene una herida cerca de los labios, se hizo a la muerta. Pretendían dispararle en la cabeza, pero ella puso su hombro y la bala pasó por su brazo y luego boca. Esperó a que su tío y sus primos abandonen en lugar para salir del monte y buscar ayuda. Una vecina la acompañó a la Policía.

Esa misma noche, su tío y dos primos fueron capturados. Al día siguiente, cayeron dos más, entre ellos un menor de edad.

Según la fiscal departamental de Tarija, Sandra Gutiérrez, el testimonio de la niña ha sido valioso. Ella declaró que los atacantes tenían dos armas, mismas que luego fueron encontradas en posesión de los procesados. Un revólver y un rifle. También secuestraron dos vehículos.

A todos les hicieron la prueba de guantelete. Los investigadores manejan dos hipótesis; venganza o herencia.

“Mi esposa murió por tu culpa”. Esa frase le repetía el cuñado a María, mientras descargaba su arma contra ella, por lo que el móvil pudo haber sido por venganza.

Para la Policía también podría tener un trasfondo económico. Según el comandante de la Policía de Yacuiba, José Zurita, la familia estaba teniendo problemas por la sucesión hereditaria de un terreno.

A los tres días del hecho de sangre, el 18 de abril, los cinco imputados (padre e hijos) fueron puestos ante un juez por los delitos de feminicidio e infanticidio en grado de tentativa. A todos les dieron detención preventiva.  Para los adultos en la cárcel de El Palmar de Yacuiba, mientras que el menor de edad, de 17 años, pasó al Centro Oasis.

María se encuentra en terapia intensiva en un Hospital de Tarija, según el último reporte. Su hija está estable y fuera de peligro. En tanto, la Fiscalía y la Policía continúan las investigaciones para esclarecer el violento hecho de sangre.

Auxilian a María (nombre cambiado), acribillada por su cuñado y sus sobrinos en Tarija. / FELCV TARIJA
Auxilian a María (nombre cambiado), acribillada por su cuñado y sus sobrinos en Tarija. / FELCV TARIJA

COMO CAÍN Y ABEL Como el relato bíblico de Caín y Abel, un hombre (36) mató a su propio hermano (32) tras una acalorada discusión. La tragedia se registró la madrugada del 18 de abril en Cochabamba. 

Según las autoridades policiales, los hermanos que trabajaban juntos en una gomería ubicada en inmediaciones de la avenida Blanco Galindo, altura kilómetro 13.5, estaban consumiendo bebidas alcohólicas cuando comenzó la pelea en el sitio alquilado. El mayor usó un arma blanca punzocortante para acabar con la vida de su hermano menor. 

El agresor reportó el caso y esperó a los policías en el lugar. El autor, imputado por el delito de homicidio, se encuentra con detención preventiva en la cárcel de El Abra, por seis meses, mientras continúan las investigaciones.

Por medio de su abogado, el sindicado hizo conocer que su hermano era violento y que actuó en defensa propia. Según vecinos, los hermanos habrían discutido por un can. Uno de ellos quería meterlo al inmueble y el otro estaba en contra. También dieron a conocer que consumían bebidas y tenían peleas con frecuencia.

Verónica y Gonzalo despiden a su hija Yhurayma, victimada por su “tía” en Coripata, La Paz.  / REYBI FLORES
Verónica y Gonzalo despiden a su hija Yhurayma, victimada por su “tía” en Coripata, La Paz. / REYBI FLORES

DOLOR EN CORIPATA Yhurayma C.C. fue secuestrada el lunes 10 de abril de su hogar. Una mujer se la llevó. 13 horas después, la madrugada del 11 de abril, su cuerpo sin vida apareció con huellas de tortura y violencia en medio de unos arbustos de Auquisamaña, comunidad perteneciente a Coripata, Nor Yungas del departamento de La Paz.

Tenía siete años. La niña fue estrangulada con una cuerda y, antes del hallazgo de su cuerpecito, una mujer fue detenida: Elizabeth Mamani Calle. La mujer (de 25 años), sobrina lejana del papá de la pequeña, estaba siendo señalada como sospechosa de haber cometido la “sustracción ilegal” de la menor de edad y posterior asesinato.

Se sintió acorralada y terminó confesando el crimen. Mamani recibió condena de 30 años por el infanticidio de Yhurayma, por lo que dejaría la cárcel de Miraflores a sus 55 años en abril de 2053.

La detención de Elizabeth Mamani ha arrojó luces sobre el crimen que indigna a Bolivia. La Policía y la Fiscalía manejan dos posibles móviles; económico y vendetta.

Elizabeth sabía que Gonzalo y Verónica, padres de Yhurayma, salieron a trabajar. La niña estaba jugando con sus hermanos (de 8 y 12 años) y su primo cuando Mamani Calle, la mujer a la que conocía como su "tía", se acercó a su casa. Le dijo que había ido por ella y que su mamá estaba esperándolas en el pueblo. La niña no dudó de su versión y la siguió. Su primo, que también recibió la invitación de la infanticida, prefirió quedarse en la vivienda. Eso ocurrió al promediar las 15:00.

La pequeña comenzó a sospechar que algo andaba mal cuando su “tía” no la llevaba al encuentro con su madre y le impedía volver a su hogar. Elizabeth la puso a ver videos en el celular, pero ella ya quería retornar a su domicilio. 

Al promediar las 16:45, Elizabeth envió un mensaje por WhatsApp al celular de Verónica, pero el teléfono estaba en manos de Gonzalo porque el suyo se arruinó. “Tienes 12 horas para juntar 70 mil bolivianos, sino tu hija se va a morir”. Ese es el texto que leyó el papá de Yhurayma y, de inmediato, se comunicó con su esposa para preguntarle dónde estaba y hacerle conocer el contenido del texto recibido. Creyó que se trataba de una broma.

Verónica estaba en el terreno de su cuñada, cumpliendo un ayni (retribución). La llamada la dejó inquieta, por lo que se dirigió rápidamente a su hogar, donde encontró a sus dos hijos y a su sobrino. Yhurayma no estaba.

Los niños le dijeron que una mujer que tenía el rostro cubierto llamó a su hermanita y luego se la llevó. El sobrino logró identificarla. “Era Eli. Quería llevarnos a los dos, pero no quise”, contó.

La mamá de la niña corrió a la casa de su padre porque Yhurayma, que era la nieta consentida, solía visitar a su abuelo. Su pequeña estaba desaparecida.

Verónica se comunicó con el número que envió el mensaje, donde le exigían como rescate la suma de 70 mil bolivianos. Pidió pruebas de que su hija estaba en sus manos y, en respuesta, recibió una fotografía y videos de su niña, pero de espaldas. Suplicó para que le hicieran una llamada y pudiese escuchar la voz de su niña, pero le dijeron que ella “no estaba en posición de dar órdenes”.

Las fotos que recibió por la noche fueron tomadas durante el día; había luz natural. La noticia del secuestro de Yhurayma ya se había regado por el pueblo. La gente dejó sus quehaceres y se organizó para buscar a la niña.

Según el fiscal departamental de La Paz, William Alave, Yhurayma habría sido asesinada cuando su madre, junto a otras personas, estaba cerca de ella. La pequeña escuchó las voces y pegó un grito, pero su secuestradora la amordazó y luego la asfixió hasta la muerte con una cuerda.

Los papás no tenían el dinero. Y, pese a las advertencias de no acudir a la Policía, tuvieron que buscar ayuda en la Jefatura Policial de Coripata.

“Estoy al frente, te estoy viendo. Mejor diles (a los policías) que es una broma, que no ha pasado nada. De lo contrario, tu hija se muere”, decía el mensaje que le llegó a Verónica, mientras se encontraba en dependencias policiales.

Salió del lugar para ver si podía identificar al secuestrador. Elizabeth estaba caminando a metros de distancia. A una hora y media de haberse puesto la denuncia, la mujer que rondaba la zona fue arrestada. Tenía dos celulares en su cartera; uno con el chip usado para pedir el rescate.

Mamani Calle se negaba a hablar. La gente del pueblo enardecida estaba dispuesta a todo. Planeaban sacarla de la Policía para hacer “justicia con mano propia”, pese a que eso se constituiría en un asesinato.

La infanticida estaba acorralada. Decidió declarar el 11 de abril, a las 02:30, y confesó el crimen. A las 04:00, el cuerpecito de la niña fue localizado, en presencia de la asesina, cerca de un hotel de Auquisamaña. 

La suerte de Yhurayma ya estaba echada. Su "tía" tenía planificado su secuestro y asesinato.

La infanticida fue presentada por el ministro de Gobierno, Eduardo Del Castillo, durante una conferencia realizada el miércoles 12 de abril en La Paz. En esa oportunidad, la autoridad manifestó que el móvil del crimen fue económico. La autora tenía deudas, de más de 120 mil bolivianos, con distintas entidades financieras y, por ese motivo, habría secuestrado a su sobrina y, ante la falta de una respuesta positiva, acabó con su vida.

Sin embargo, la mujer antes de ser retirada de la escena lanzó una frase que dejó incógnitas. “¿Los que queman gente tienen que estar sueltos? ¿Los que queman a jóvenes inocentes tienen que estar sueltos?”.

Más tarde, Elizabeth, interceptada por un medio de comunicación cuando era trasladada a celdas policiales, acusó a los papás de la niña Yhurayma de proteger a la persona que quemó a su hermano. También sugirió que investiguen la actividad del narcotráfico en Coripata.

La ahora sentenciada sabía que los padres de la pequeña no tenían el monto que ella exigía como rescate, por lo que una presunta venganza cobra más fuerza como móvil del infanticidio.

Según antecedentes, la vivienda de la familia Calle Mamani se incendió el 15 de junio de 2022 en la comunidad de Tabacal, Coripata. Limberth Mamani C. (26) y su amigo Maycol fueron trasladados con quemaduras de segundo y tercer grado a hospitales de La Paz. Los jóvenes no resistieron y perdieron la vida unos días después, el 22 y 28 de junio. 

Todo apuntaba a un accidente. En ese entonces, la familia hizo conocer que en la planta baja del inmueble había garrafas y un bidón de gasolina, por lo que una chispa o alguna situación pudo haber derivado en el incendio, no obstante, las causas se encontraban en investigación.

Por el testimonio de Elizabeth, la familia concluyó que ese hecho fue provocado. 

En solo ocho días, tres hechos de sangre donde los autores son familiares se registraron en Tarija, Cochabamba y La Paz. Todos los responsables se encuentran encarcelados; solo una con sentencia condenatoria.