El mundo del fútbol lamentó esta semana la partida de dos jugadores por problemas cardiacos. El primero fue el croata Marin Cacic, de 23 años, quien falleció el pasado martes 21 de este mas después de desvanecerse en un entrenamiento.

El último ha sido Mukhaled Al-Raqadi, jugador de Omán, que perdió la vida el jueves antes de un cotejo que su equipo, el Muscat FC, debía jugar por la liga doméstica.

Cacic sufrió una parada cardíaca durante un entrenamiento con su club, el NK Nehaj. Así lo había comunicado el propio equipo en su cuenta oficial de Facebook, según reflejó el diario español Marca en su página web.

Al-Raqadi estaba presto a afrontar el cotejo frente a Suwaiq, cuando sufrió el desplome. Fue trasladado inmediatamente al hospital, pero murió a las pocas horas de llegar.

Estos hechos conmocionan al balompié y se van sumando a situaciones similares en las que los protagonistas pudieron sobrevivir. 

Un antecedente ocurrió cuando Christian Eriksen, de 29 años, se desplomó durante el partido de la Eurocopa entre Dinamarca y Finlandia, realizado el 12 de junio de este año. Mientras sus compañeros lloraban y clamaban por su vida, el futbolista danés recibió reanimación cardiopulmonar. Recuperó después el conocimiento y el partido, que había sido suspendido, se completó.

Lo más reciente fue el miércoles 15 del mes en curso. El argentino Sergio Agüero decidió retirarse del fútbol después de haber sufrido una arritmia cardiaca. Colgó los botines a los 33 años.