Ya en mayo de 2019, en una nota exclusiva con OPINIÓN, el fondista orureño Vidal Basco había advertido que su pasión por el atletismo iba muy en serio. No por nada, con 23 años, en ese entonces, ya era dueño de dos récords nacionales (10 mil y 5 mil metros lisos).

Emocionaba al contar sus vivencias de pequeño, cuando vivía en el campo y pastoreaba ovejas y llamas.

Tres meses después de su relato, en agosto, volvía a causar empatía y admiración en los bolivianos, a la voz de: “Subía colinas y caminaba cada día 10 kilómetros para llegar a mi escuela. Gracias a los Juegos Plurinacionales estoy aquí”.

Compartía la confesión minutos después de saberse cuarto en la clasificación final de los 10 mil metros, nada más ni nada menos que en los Panamericanos de Lima, en Perú.

Solo después de un brasileño y dos estadounidenses, Vidal se separaba del podio. Marcaba 28:34.37 minutos el hombre que descubrió su aptitud para el atletismo a los 16 años, con los Pluris.