Opinión Bolivia

  • Diario Digital | miércoles, 24 de abril de 2024
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Padre de familia se aferra a la vida y vence a la COVID-19 después de 43 días en terapia intensiva

Carlos Alba, de 53 años, le ganó la batalla a la COVID-19. Fue dado de alta esta jornada y, con ello, deja una lección llena de optimismo. Le dijeron a la familia que ya no tenía esperanzas, pero todos se aferraron a la fe.
Carlos Alba, en el momento de dejar el Hospital Viedma. Gentileza familia Alba
Carlos Alba, en el momento de dejar el Hospital Viedma. Gentileza familia Alba
Padre de familia se aferra a la vida y vence a la COVID-19 después de 43 días en terapia intensiva

A la familia de Carlos Alba le dijeron que debía prepararse para lo peor, que las esperanzas de verlo con bien nuevamente eran escasas, casi nulas. Pero ninguno de se rindió. Ninguno flaqueó en la pesadilla. Al contrario, todos los Alba se refugiaron en la fe. Hicieron un pacto basado en la confianza y acunaron el milagro, ese que pudiera poner fin a la experiencia más dura de sus vidas.

A Carlos, de 53 años, lo desahuciaron, pero luego de estar 43 días exactos en terapia intensiva, de haberse encontrado intubado durante una semana y de haber padecido otras tres semanas con traqueotomía, el hombre renació, le "torció el brazo" al coronavirus y recibió esta tarde el alta en el Hospital Viedma.

Todo es serenidad para quienes, ahora más que nunca, intentan llevar el mensaje de que sí se puede derrotar al virus, que el ingreso a terapia intensiva no es sinónimo a muerte.

Sussel Alba Cáceres, hija del paciente y una de las personas que más ha estado pendiente del cuadro de su papá, le contó a OPINIÓN la odisea. Relató que, definitivamente, este proceso ha sido el más duro de los que le tocó atravesar a la familia, pero todo ha valido la pena y la alegría, en el cometido de demostrar que la fe es mayor.

"No sabíamos que era una enfermedad tan grave. Empezó como una gripe. Tomamos azitromicina a tiempo y las últimas inyecciones fueron para mi papá. Estuvo en el Hospital del Sur, en observaciones. Después, en terapia intensiva del Hospital Viedma. Había pocas chances de que saliera con vida. Dijeron que no aguantaría el coma, pero fue respondiendo bien a los medicamentos y las prevenciones de seis médicos terapistas de turno", narró Sussel. 

La despedida del Viedma no fue planeada, y sí muy emotiva. No faltaron los globos blancos, mucho menos los carteles con leyendas como "Pediste una segunda oportunidad y Dios te la ha concedido", "tú venciste a la COVID-19, papito amado ¡Felicidades!", "Donde había 1% de probabilidad, tuvimos 99% de mucha fe" que familiares de la persona convaleciente levantaron muy alto, de modo que Carlos estuviera bien al tanto del afecto.

También el personal intensivista, auxiliares y fisioterapeutas (los doctores Francisco Giménez, Sandra Bustamante, José Antezana y Daniel Quispia son algunos) fueron parte del momento especial. Todos ellos le desearon "buena recuperación" al cochabambino, que salió en una camilla ante la vista atenta y emocionada de los partícipes, y ahora se encuentra en el centro médico del enamorado de Sussel, a buen resguardo. Carlos está a la espera de volver a casa.

Ahora, resta continuar con el proceso de recuperación (ejercicios de respiración) hasta que la evolución se dé al 100%. Los doctores le dijeron a la familia que uno de los factores que incidió positivamente en el buen estado del paciente ha sido sus antecedentes como deportista activo.

"Es importante que la gente sepa que se puede vencer este virus. Nos dijeron que no había esperanzas, que nos preparáramos para lo peor. Jamas perdimos la fe. Hicimos cadenas de oraciones. Dios lo salvó a papá".