Opinión Bolivia

  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
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LOS DOLIENTES PARTICIPARON DEL ACTO

Muertes en Huayllani se conmemoran con misa en la carretera

Durante los conflictos, en Cochabamba murieron 13 personas, y en todo el país sumaron 34.
Gregoria Siles llora a su hijo Omar (25), uno de los caídos el 15 de noviembre. Dico Solís
Gregoria Siles llora a su hijo Omar (25), uno de los caídos el 15 de noviembre. Dico Solís
Muertes en Huayllani se conmemoran con misa en la carretera

Donde hace 18 días, en Huayllani (Sacaba), había un escenario de batalla, alrededor de 200 personas, entre ellas los dolientes, realizaron ayer una misa recordando a los fallecidos.

La convulsión en Bolivia comenzó luego de las elecciones nacionales del 20 de octubre, con las denuncias de fraude y el pedido de renuncia de Evo Morales a la Presidencia. Movimientos cívicos y ciudadanos impulsaron paros y bloqueos, que duraron semanas, además hubo un motín policial. Luego, se dio la renuncia de Morales y las cosas empeoraron, porque los productores de coca del Trópico, militantes del Movimiento Al Socialismo (MAS), intentaron ingresar a la ciudad. Uno de los días más violentos fue el 15 de noviembre. Solo esa jornada, en un enfrentamiento contra policías y militares, fallecieron nueve personas, a quienes recordaron ayer.

Los dolientes se acomodaron al lado del altar, sosteniendo fotografías. 

“Era una marcha pacífica. Nos han baleado. Han matado a mi hijo Omar Calle Siles, tenía 25 años. A mí me han roto el brazo”, dijo llorando Gregoria Siles.

Con pedidos de justicia, también se expresó Asteria Sejas, la mamá de Roberto Sejas. Pero, no son los únicos muertos que se lloran. En todo el país fallecieron, entre el 30 de octubre y el 27 de noviembre, 34 personas durante los conflictos.

En Cochabamba, fueron 13 personas; entre ellas Limbert Guzmán, un joven que bloqueaba junto a sus amigos en Huayculi (Quillacollo), exigiendo la salida de Evo. El 6 de noviembre, en un intento de desbloqueo, fue víctima de golpes. Llegó con vida al hospital, pero su cuerpo no aguantó. Murió esa noche.

Las víctimas son la huella de la violencia de alrededor de un mes.

En Sacaba, pasando el retén, hay apachetas llenas de flores, velas encendidas, banderas tricolor, wiphalas y crespones negros. Los actos, como la misa de anoche, se realizan casi en la carretera, que se señaliza con baldes grandes llenos de flores.

Otra de las peores jornadas en el país fue el 19 de noviembre, cuando hubo muertes en la ciudad de El Alto, donde fue necesaria la intervención de las fuerzas del orden en defensa de la planta de combustibles de Senkata.