Para una actividad de ascenso o descenso como el rapel se requieren implementos básicos como arnés, cuerdas y mosquetones. Es lo que también utiliza Cirilo Ríos Peñaloza, un trabajador de la Empresa Municipal de Áreas Verdes y Recreación Alternativa (Emavra) de Cochabamba, para realizar la poda de árboles que representan peligro o para mantener el equilibrio de los mismos.

Los árboles centenarios que hay en la ciudad tienen alturas considerables. Un jacarandá adulto puede alcanzar entre ocho y 12 metros de altura; un molle, también, como ejemplo.

En días recientes, Emavra y la Dirección de Medio Ambiente de la Alcaldía iniciaron un trabajo de retiro y poda de árboles añejos.

Se desplegaron cuadrillas para realizar el trabajo de despunte en las alturas de los antiguos árboles.

Ahí estaba Cirilo. Tiene 38 años.

“El Jefe”, como le dicen sus compañeros a Cirilo, es el capataz en un grupo de 12 personas, funcionarios de Emavra que estuvieron a cargo de la poda y limpieza en las zonas de trabajo.

Cirilo sube a los árboles con la fuerza y habilidad de sus brazos y piernas; y desciende con la misma destreza, sujetado con un arnés y utilizando mosquetones y una cuerda, en cuestión de minutos.

Él es tímido, amable y habla poco; en sus labores es tenaz y decidido. Recuerda que trabaja en la empresa municipal hace 18 años, desde sus 20, “más o menos”. Antes trabajaba también podando árboles; pero, de manera particular, en Tiquipaya.

El responsable de la Unidad Forestal de Emavra, Óscar Montaño, describe que Cirilo es una persona empírica quien perfeccionó sus capacidades en su actual puesto de trabajo.

“Él es uno, me animo a decir, de los mejores que realiza este trabajo a nivel de Cochabamba. Él hace trabajos muy complicados, con mayor dificultad, por ejemplo, árboles que están entre infraestructuras, árboles que están entre cables de energía eléctrica. Entonces, él tiene el dominio de poder hacer esos trabajos”.

Montaño describe que estas funciones son como las que en otros países se practica en la “trepa de árboles”, a modo de diversión.

Destacó que el personal está capacitado para esas actividades, considerando que en la ciudad existe mobiliario, servicios con conexiones aéreos, semáforos.

“Todas las actividades tienen que ser dirigidas técnicamente”.

Estas funciones requieren cumplir con la corta dirigida para el aprovechamiento forestal, “que estos trabajadores conocen muy bien”, para ver el tipo de caída, la inclinación de caída, cómo se tiene que trepar el árbol e incluso el cómo atar las sogas arriba.

Por lo general, a Emavra llegan funcionarios con conocimientos empíricos que son reforzados y perfeccionados con conceptos técnicos en cursos impartidos por la Dirección de Medio Ambiente, instancia que les otorga certificaciones.