Opinión Bolivia

  • Diario Digital | jueves, 25 de abril de 2024
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Chapare es uno de los sitios donde hay más mordeduras de serpientes

En época de calor ocurren hasta dos incidentes al día en un solo hospital. Hay cuatro  “guardianes” de estos ofidios que intervinieron en esa región.
Los profesionales del Proyecto Pucarara muestran una serpiente a comunarios del Trópico. CORTESÍA PROYECTO PUCARARA
Los profesionales del Proyecto Pucarara muestran una serpiente a comunarios del Trópico. CORTESÍA PROYECTO PUCARARA
Chapare es uno de los sitios donde hay más mordeduras de serpientes

El Chapare es una de las regiónes de Bolivia en la que más personas son mordidas por serpientes. En 2020 se registraron 548 mordeduras, cifra que lo convierte en el sector con más mordeduras en ese año.

Esto generó un conflicto entre humanos y ofidios en ese punto de Cochabamba: las especies sufren una persecución "muy intensa e indiscriminada". Pero, aunque hay mucho por hacer, todo está casi controlado gracias a la intervención de una suerte de "guardianes" de las serpientes: cuatro expertos en ese ámbito que consolidaron un proyecto denominado Pucara.

El biólogo Huber Villca, que es parte de ese equipo, explicó que, en época de calor, el Trópico de Cochabamba registra hasta dos casos diarios de gente mordida en un solo centro de salud. “De hecho, a veces faltan sueros antiofídicos”.

Los más afectados son, sobre todo, aquellos que trabajan en campos de cultivo, donde se remueve la tierra y hojarasca. 

Para mitigar este conflicto, estos "guardianes" se dan la tarea de capacitar a comunidades, médicos, estudiantes y otros segmentos sociales del Chapare sobre las especies de serpientes que hay y su importancia. Además, hablan con ellos sobre la prevención y primeros auxilios en caso de accidentes ofídicos.

Recorren Villa Tunari, Shinahota, Ivirgarzama, Chimoré, Puerto Villarroel y Entre Ríos, entre otros municipios y su proyección es dar cobertura a toda la Amazonía boliviana.

VENENO

Villca explicó que allá apenas hay cuatro serpientes cuya mordedura “es de importancia médica”. Pero, hay venenos “que no te llevan al hospital”.

Remarcó que todas las especies, incluso las venenosas, “son tranquilas”, pues solo muerden si se las molesta.

Lamentó el sensacionalismo que hay en torno a ellas, por ejemplo, algunos documentales indican que su veneno puede matar en cuestión de horas, pero esa información no es útil para la preservación de las serpientes, al contrario, genera aversión.

HISTORIA

El Proyecto Pucarara, que tiene más de dos años de vigencia, fue lanzado en respuesta al temor a las serpientes que tenían algunos médicos que trabajaban en hospitales de Ivirgarzama. 

Los profesionales en salud confesaron que atendían muchas mordeduras e, incluso, algunas víctimas llegaban hasta el hospital con las serpientes. 

Por desconocimiento, a veces los doctores les aplicaban a los pacientes suero antiofídico, sin considerar que algunas especies no son venenosas.

El equipo de biólogos dio cursos para mejorar las capacidades del personal médico del Chapare en el diagnóstico de mordeduras. Además, enseñaron a reconocer a serpientes venenosas y tipos de marcas, entre otras temáticas.

De manera paralela, ahora piden permiso a los dirigentes de las federaciones sindicales y sindicatos para ingresar a comunidades a dar talleres a las personas. 

Con la gente de zonas alejadas conversan sobre qué especies de serpientes preservar, por ejemplo, aquellas que cazan ratones o las que se comen a otras víboras venenosas. Asimismo, les hablan sobre qué cuidados tener cuando sufren una mordedura.

SITUACIÓN

Los guardianes de serpientes son tan conocidos en el Chapare, que mucha gente acude a ellos cuando, por ejemplo, una víbora ingresa a la casa de algún comunario o es encontrada en una carretera, lejos de su hábitat. Ellos la capturan, le sacan fotos, la miden, le hacen un diagnóstico y la registran; luego la devuelven al bosque.

Incluso, las autoridades municipales del área de Medioambiente de Chimoré los llamaron en una ocasión para rescatar a una boa de casi tres metros. 

Detrás de este proyecto están Beatriz Nieto, magíster en Biodiversidad y Conservación de Áreas Tropicales; Huber Villca, licenciado en Biología; Raúl León, licenciado en Biología; y Jean Philippe Chippaux, doctor en Medicina.