Frustrados por la inflación rampante, la escasez desde hace meses de combustible, medicinas e incluso comida (una situación que no ha hecho sino empeorar), los manifestantes comenzaron a marchar hacia la residencia oficial de Rajapaksa el sábado por la mañana.
El punto más polémico era la rebaja en 15 centavos de dólar de los combustibles subsidiados, pues la demanda original de los movilizados era de 40 centavos.
El titular de la cartera del Interior expresó su solidaridad con las familias de todas las víctimas, después de que en la víspera tildase de "daños colaterales" a los fallecidos.
Frenar la reducción al presupuesto de salud, atender el agro y congelar el precio de los combustibles son algunas de las demandas de los movilizados, que ya cuentan con dos muertos.