El Titicaca es el lago navegable más alto del mundo, a unos 3.800 metros de altitud, en un total de más de 8.500 kilómetros cuadrados, y sirve de frontera natural entre Bolivia y Perú.
Científicos y vecinos de los pueblos que rodean al Tititicaca piden que Bolivia y Perú tomen medidas para combatir los efectos de la contaminación y la sequía.
La labor de mujeres aymaras en defensa del lago Titicaca ha trascendido décadas. Ellas añoran la vivencia de sus antepasados y lo cuidan para sus descendientes. Encabezadas por Rosa Jalja, estas guardianas luchan contra la contaminación y la disminución de peces nativos, como el mauri y el karachi.
El último reporte del Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología (Senamhi), del 7 de julio, señala que el cuerpo de agua navegable más alto del mundo, compartido entre Bolivia y Perú, registra un nivel de 3.807,76 metros.
Las familias de agricultores que viven en las riberas sienten inquietud por el descenso de las aguas y la sequía que afecta a los cultivos.
La última vez que el espejo de agua reportó estos niveles del líquido elemento fue en 2013. Entonces, Corani solo contaba con un 40% de agua. Altas temperaturas y heladas complican la "crítica" situación.
El segundo lago más grande Bolivia fue noticia en 2015 porque se secó por completo. Una buena temporada de lluvias ha devuelto el agua a sus cuencas, pero el aumento de las temperaturas, la contaminación minera y el desvío de sus ríos amenazan para siempre la vida de sus pueblos.
"Estos son tiempos oscuros para nuestra nación, mientras mi bella casa de Mar-a-Lago, en Palm Beach, está ahora siendo sitiada, asaltada y ocupada por un gran grupo de agentes del FBI", escribió el exmandatario estadounidense en su plataforma digital.