Los comerciantes insisten en el "ya" porque ha pasado más de un mes desde que el huracán Otis destruyera gran parte de la ciudad balneario, que sigue desolada pero empieza a ofrecer algunos signos vitales.
Ha pasado semana y media pero siguen sin saber de ellos. Son principalmente mujeres que llegan al malecón desde la mañana y no se van hasta que, al anochecer, la ciudad -que aún tiene problemas de suministro eléctrico- se sume en una parcial oscuridad.
Además, señaló que también se habilitaron dos puntos: la caseta La Venta y la iglesia de Costa Azul "con autobuses para trasladar a turistas a la central camionera de Taxqueña, en el sur de la Ciudad de México".
Otis, ya como huracán categoría 5, había entrado a las 00:25 horas a la costa de Guerrero con vientos máximos sostenidos de 270 kilómetros por hora y rachas de hasta 300 kilómetros por hora.
“Mi esposo ya estaba muy debilitado, debido a su enfermedad ya no podía digerir mucho, entonces me pedía de comer 20 cosas al día y se le preparaban pero comía un bocadito o dos”, dijo Margarita Portillo a la prensa.
Esto, a una semana del cambio de Gobierno en el estado de la ciudad, Guerrero, sur del país, el 15 de octubre, un espacio que ha aprovechado la delincuencia para salir a actuar.
