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Tras el adiós a Erika, su mamá está destrozada, la bebé requiere sangre y pasa por otra cirugía
Intubada, con pronóstico reservado inicial y sin esperanzas de vida. Así estuvo la joven madre durante más de 25 días en el Hospital Viedma, que luchó con el 90% de su cuerpo quemado. Su familia llora su partida, pero fija sus esperanzas en su pequeña niña.