Opinión Bolivia

  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
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Noche de Catedral

Noche de Catedral

El caminante Wallace dio un paso por la noche de Catedral, en unos rasguños de un corazón con ansias de irrumpir pétalos del más exquisito sabor a la noche.

Llegando, lo primero que hizo fue mirar al cielo estrellado, con un estereotipo de manchas de una lluvia de la época. Es así, el caminante decidió estacionarse al frente de la imponente tradición, velos, velas, donde la mayoría de la gente se cita para un buen verbo en la palabra, lo que contempló es un grupo de jóvenes, haciendo arte de su música, gritando a toda voz, fuertemente con energía, que es su forma de canalizar todos los excrementos internos que tenemos como seres humanos, sacándolos externamente con descarte.

Entonando voces de silencio, en una esquina, esquinada de siempre, plaza de la eternidad, cuatro señores con aires de haber vivido mucho, sonrientes espasmos de la suma de edades, estaban haciendo caminata por todo el alrededor, mirarlos era como ver un desfile, porque estaban alineados como soldados del regimiento en la vida.

En la inmensidad de nuestra profundidad en los más oscuros secretos de nuestra alma, hacen retocar el chip que borra la memoria, así olvidar lo insulso de nuestro existir con una celebración de la vida, condena sin cadena.

Otra vez, frente al testigo mudo de los momentos históricos de quien allá, con luces extremadamente ostentosas que más que iluminar, hacer apagar a los transeúntes. El caminante Wallace se volvió a sentar, es así que un señor con extrema sonoridad del sistema “dice”, pidió una villadita, como todo buen caballero, se le ofreció un cigarro entero, con una mirada de verdadero picaflor desdeñado avejentado, aceptó; inmediatamente, vino una joven envuelta en papel plástico, por el frío temblaba, no sé, de miedo o de dolor, una monedita, exclamó, solo eso, por favor; desgarró el corazón, porque su petición fue frente a toda una estación de supuestos amparadores de la Vida.

No podía dejar de relatar, una noche de Catedral del caminante Wallace, sin mencionar al señor que siempre grita evangelios de velos tapados en la oscuridad con luz oscura clara, donde la gente ve como algo normal de nuestro diario pasar, sonriendo, por esos espacios caminantes. 

Si te cierras al cambio, te cierras al camino de la vida. Locura con aventura sin cesura y culpa ¡Hasta siempre!

FORO

WILLIAM AGUILAR BOLAÑOS

Docente universitario

[email protected]

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