Opinión Bolivia

  • Diario Digital | miércoles, 24 de abril de 2024
  • Actualizado 05:26

Hoy no hay hora…

Hoy no hay hora…

Sentado en un edificio de más de siete pisos, con la computadora y celular a la mano en lugar dónde sabe será, estoy redimensionando horas, vuela, vuelo, voló, están marcadas en nuestro cotidiano vivir; la pregunta es ¿no sería lindo un día sin hora, sin minutos, sin segundos? Olvidarnos de ese instrumento terrenal, aventurarnos a la luz del sin tiempo, solo instantes de mucha energía del agua, un mar, sol radiante, olas, música de la pureza, tierra que toco, toco; pasar de lo terrenal a lo espiritual, estar en sintonía con uno mismo, con los demás, constructos de humanidad, un buen mezcal saboreando en un lugar que no asimilo encontrar, porque mi alma se transporta hacia más allá. Hoy no hay hora, solo vivir, vivir sin engañarnos a uno mismo, haz lo que tú quieras sin culpa, culpa que no deja vivir, solo…

Seguir, seguir, levantando estremeceré avivados entre todos. Otra noche, noche que no termina, pero ¿cuándo comenzó? Comenzó en una tarde de trasnochados, alegres tristezas de mi tempestad, ahora bien, estoy en un mundo que no es mío, solo es prestado, prestado, ¿cuándo volveré a mi realidad sin descartarla? ¿será posible? Vencerá la irreverencia muchedumbre de nuestros interiores, solo el camino pedregoso lo dirá, por el momento solo toca caminar lento, lento, lento, para aprender de estos sumí constantes desteosticos, ventrales profundos, enduraizado por las cicatrices que le caracterizan, aunque lo nieguen. 

Años de experiencia o años de inocencia, también en ala de la misericordia de nuestros seres ancestrales, donde la mágica, imaginación supera la emancipación de los cuerpos, más no de los corazones, es más,  determinaremos los más escombros retazos en las armoniosas deleitantes germinaciones del cuerpo, cubiertas en espacios del alma devoradas por el corazón. 

Fluirá encantador soplido para enmarcar este interminable caminar juntos. Escucho susurrar: “Hace mi maleta, ya no hay tiempo William”. Hoy no hay hora, solo hay que sonreír, hay que llorar, hay que disfrutar, hay que deleitarnos, hay que asombrarnos, amarnos humanamente en esta vida si, realidad/sueño del verbo en la palabra.

¡Hasta siempre! Nunca pierdan su fe ni su esperanza con voz de justicia.

CONSTRUIR COMUNIDAD

WILLIAM AGUILAR BOLAÑOS

Profesor de Derecho Canónico de la UCB

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