Opinión Bolivia

  • Diario Digital | lunes, 05 de junio de 2023
  • Actualizado 00:09

Edu–canción vacía

Edu–canción vacía

Detonar las elementales mentes, mestizando las raíces en los gravitantes habitantes como una escultura sin cultura, solo aventura de la ironía, saca una carcajada.

En un paisaje circense de deletreos amenos a fetichismos helénicos, rasgarnos las vestiduras duras las puras de un urus caminante.

Abismos sin misterios, agujeros bien luceros, no tan abismos los ismos. En porcentajes de un matemático que dos más dos es tres y que negro y blanco es formula de for mula.

El barco del marino, con el capitán está desviando los avatares por comodidades y comodines que se hundirán en aguas rojas mutiladas por las esquizofrenias espantadas de sus camaradas.

Cigarro de la cigarra, canta por todos lados en los circenses paisajes de sapiencia dice la ciencia, repite repite repite, como un disco rayado, los copitos con copitas capitos.

Mas allá unos redondos de colores despintados sin límites de lo banal, aquí en lo casual, ojos que no ven.

Unos troncos, roscos los riscos atetados al manzano autonómico, púbico y rizado, que claman su roscas de mantenimiento para que no sigan pudriéndose, el escalopen de la  manías graduadas en el tirabuzón de la historia.

Desmantelar el mantel de ideologías instrumentalizada en la historia de repetición no de creación, donde unos ojos ojosos saltosos los osos perezosos, salen a salvar su colonia colonizada en la recóndita aparición de su desaparición en enviajadas, salta montes.

Café espresso, humo se levanta, simplicidad de fragilidad con un soplo de la palabra desvanece al oído de la redención.

Bifurcación alienada de la parafernalia exquisitez del disfrute escultural sin cultura.  

La realidad está a la luz de los que no ven, que solo sienten la infusión de un espíritu del marca pasos amarillo transparente del sillón de mi balcón, con colores de mistura, las radios susurrando signos.

Cuadros de la naturaleza resuenan reencuentro de vida, para toquetear vientos en arenas de tierra como palpados incrustados del crepúsculo.

Cajones uno encima del otro, como cartoneros de los tamaños precisamente imprecisos de los tiempos, llenos y vacíos sin un talismán de la tierra.

Un malabarista desequilibrado baila el sin ritmo de los calcetines rotos en los multidimensionales estribos de la edu – canción vacía en circenses paisajes.

Locura con aventura sin censura ni culpa ¡Hasta siempre! 

FORO

WILLIAM AGUILAR BOLAÑOS

Escritor, abogado

[email protected]

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