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  • Diario Digital | jueves, 18 de abril de 2024
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Despertar generacional

Despertar generacional

Escudriñar a una generación es conocerla cercanamente, acompañarla en sus realidades, fue así que comencé a sentir y presentí que no había vuelta o retroceso. La construcción de una dialéctica generacional es un trabajo conjunto, en el que los actores generacionales debemos ponernos a la altura de la historia, como lo están haciendo las nuevas generaciones, son signos de los tiempos: misterios, solo misterios.

Reafirmo, es antinatura que los jóvenes no vayan a buscar nuevas utopías, la justicia social y el bien común, humanizando las realidades que nos toca vivir, eso resuena en mi cabeza fuertemente: nadie enseña a nadie, todos aprendemos de todos.

Aprendí, aprendo, día a día del corazón vivo, libre y apasionado de los jóvenes que nos da una luz de esperanza y fe, nos dice con coherencia en el sentir, pensar y actuar, que hay un futuro por delante, sobreponiéndose a las dificultades políticas, económicas, sociales y de salud, decidiendo vivir la vida como lo dijo el padre Luis Espinal “gastar la vida”. ¡Sigan!

Ahora bien, con el romanticismo que me caracteriza escribo, escuchando su voz: voz de justicia / libertad / sueños / anhelos / tristezas / alegrías, pero, sobre todo, fortaleza y esperanza; cuando comienzo a recordar, volviéndome loco, generalmente siempre y, tomando en cuenta que recordar es un instante de un viaje en el tiempo, no me arrepiento de estar en sintonía con estas nuevas generaciones, porque son signadas por Dios.

Nos toca acompañarlos para que no se mimeticen en un sistema crudo de banalidades, debemos cuidarlos, porque son una joya generacional, que brilla en instantes de incertidumbre. ¡Interpelen! ¡Rompan esquemas!

Me despido, con las palabras que dice del papa Francisco, en el documento de la exhortación apostólica postsinodal “Christus vivit”:

“Arriesguen, aunque se equivoquen. No sobrevivan con el alma anestesiada ni miren el mundo como si fueran turistas. ¡Hagan lío! Echen fuera los miedos que los paralizan, para que no se conviertan en jóvenes momificados. ¡Vivan! ¡Entréguense a lo mejor de la vida! ¡Abran la puerta de la jaula y salgan a volar! Por favor, no se jubilen antes de tiempo”

¡Hasta siempre! Nunca pierdan su fe ni su esperanza con voz de justicia.

William Aguilar Bolaños

Profesor de Derecho Canónico U.C.B.

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