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  • Diario Digital | jueves, 25 de abril de 2024
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Simplificando la crisis sanitaria

Simplificando la crisis sanitaria

Pasando actualmente por una segunda ola de coronavirus, es inevitable no escuchar las críticas que recibe el golpeado sistema sanitario boliviano, el problema de las mismas es que generalmente no son más que comentarios con un claro sesgo político, intentando analizar de manera simplista algo tan complicado como una crisis sanitaria. De esta manera, no llegan a aportar críticas constructivas o soluciones reales, ya que suelen enfocarse en la falta de construcción de hospitales y argumentar que esta es la causante de la crisis sanitaria.

En todo sistema de salud encontramos hospitales de primer nivel (postas médicas), donde la atención de los pacientes se enmarca a lo esencial, desde curaciones hasta patologías leves que pueden ser tratadas por médicos generales. Cuando la enfermedad o patología reviste mayor complejidad, los pacientes tienen que recurrir a los hospitales de segundo nivel, en el cual existen especialidades médicas, tales como pediatría, ginecología, traumatología y otros, es decir, los médicos ya deben tener una especialidad.

En los hospitales de tercer nivel, las enfermedades tratadas son de mucha especialidad, ahí tenemos que en un hospital de niños existirá un cardiólogo pediátrico, un oncólogo pediátrico; en un hospital de ojos, las cirugías oculares serán de mucha especialidad. En este aspecto, organismos y especialistas internacionales de salud recomiendan construir estas infraestructuras, de acuerdo a una cantidad de población, vale decir, construir un hospital de tercer nivel en una población de 75.000 habitantes.

La construcción de hospitales es un tema que conlleva una extensa planificación, donde se debe observar un lugar óptimo de construcción, la cantidad de población colindante, la cantidad de equipo necesaria y la cantidad de especialistas disponibles, siendo este último uno de los puntos más importantes a analizar, ya que la pandemia dejó en evidencia la falta de los mismos,  teniendo un estándar dictado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) de que por cada 100.000 habitantes debería existir 10 unidades de terapias intensivas (UTIs), la cantidad óptima de UTIs sería de 1.100 UTIs (aproximadamente). En 2018, habían 430 UTIs sin contar las clínicas privadas ni sistema de seguridad social; sin embargo, así se tuviera las 1.100 UTIs, no podrían funcionar ya que solo existían 190 intensivistas, esta situación no es exclusiva del área de terapia intensiva y se extiende a la gran mayoría de especialidades médicas e incluso a la medicina general.

Pensar que la solución a las falencias del sistema sanitario es la construcción de hospitales solo porque sí, es algo erróneo, debe existir una planificación integral de la construcción de hospitales acompañada por programas de especialización del personal médico y dotación de equipos a hospitales ya existentes. Por la situación que atravesamos hoy, las críticas y propuestas reales son más necesarias que nunca; la simplificación de la crisis sanitaria por actores políticos con el objetivo de obtener votos en las elecciones subnacionales debe ser dejada de lado.