Opinión Bolivia

  • Diario Digital | viernes, 29 de marzo de 2024
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El colegio mata la creatividad

El colegio mata la creatividad

“Un hombre despierta en el mundo actual luego de haber estado dormido durante 100 años. Sale a la calle y nota que todo ha cambiado: Hay edificios elevados y transitan automóviles rarísimos a altas velocidades. Ve algo como un pájaro de metal atravesando el cielo. Asustado entra a un edificio de oficinas. Ve salir papeles impresos de máquinas, personas conversando con pequeños aparatitos en sus manos, algunos que hablan con fotografías que se mueven donde se ve la cara de personas al otro lado del mundo y otros que se aglutinan delante de unos cuadrados llenos de números y letras. Huye espantado. Hace un nuevo tramo por la calle y decide ingresar al hospital. Adentro encuentra gente que se mantiene viva gracias a estar conectada a máquinas y aparatos que permiten ver en detalle el interior del cuerpo humano. 

Aterrado, corre hacia la calle e ingresa a otro edificio donde funciona una escuela. De repente siente un alivio enorme. Por fin ve algo que le resulta completamente familiar. Tal como sucedía en la época en que se quedó dormido, ve un grupo de alumnos sentados ordenadamente en bancos anotando lo que dicta un profesor desde el frente o lo que escribe en un pizarrón”. 

Esta es la historia que Santiago Bilinkis cuenta en su libro Pasaje al Futuro, pero que es una película que pasa por nuestra mente como si fuéramos los protagonistas de ese sueño y es que todo o casi todo ha cambiado menos nuestro sistema educativo y que con la pandemia el método ha empeorado porque ya ni siquiera tenemos el contacto físico con el compañero de aula y los profesores no han adecuado su método anticuado a la nueva realidad que exige lo digital.

Seguimos con el método Prusiano que fue la primera educación sistemática, empezó en Atenas y después se extendió a todo el mundo y hoy en día su esencia es la misma que se sigue en colegios bolivianos y del mundo occidental. La división de los grados se realiza  por edades, las clases son obligatorias, se sigue una currícula fuera de la realidad, se usa un sistema calificativo rígido, se asignan premios y castigos (leves y disimulados que afectan), horarios estrictos, una estructura verticalista, es prohibido errar, no se fomentan las otras inteligencias ni el trabajo en equipo, etc, etc. 

¿Será que esta educación  asegura un buen futuro para nuestro país? ¿Será que la generación de hoy es la misma que la del siglo XVIII? ¿Será que los empleos y necesidades económicas son las mismas todavía? Está claro que la respuesta es no. Por lo tanto, si los métodos no cambian en nuestro sistema educativo, los objetivos tampoco lo harán y los resultados seguirán siendo los mismos y nuestros colegios y universidades seguirán desarrollando personas con falta de iniciativa, incapaces de emprender por su cuenta proyectos que les permitan elegir el tipo de vida que quieren en base a sus pasiones.

Hoy vivimos en un mundo en constante cambio, la pandemia ha acelerado varios procesos que se tenían previstos a mediano y largo plazo. Las instituciones/empresas crecen y se reinventan, desarrollándose y avanzando a la par de la evolución del ser humano y sus necesidades. Sin embargo, la educación sigue estancada  y no estamos formando esos nuevos cuadros de profesionales con otras habilidades duras y blandas que hoy se requieren. 

Las empresas ya no te contratan por tener solo un título, te contratan por esas otras habilidades blandas como ser capacidades de creatividad e innovación, idiomas, capacidad de negociación y de trabajo en equipo, proactividad,  habilidades relacionales, comunicación fluida, polivalencia, capacidad de adaptación, etc. Qué lejos está nuestra educación para lograr estos nuevos perfiles. En Bolivia han habido varias reformas que han buscado mejorar la enseñanza, pero seguimos siendo un país con bajos índices de nivel educativo y donde la tolerancia al error y fomento a la creatividad no se da. Por eso creo que hay que modernizar nuestro sistema educativo y le doy la razón a Ken Robinson cuando dice que el colegio mata la creatividad.

EXPERIENCE ECONOMY 

VALENTINA VELASCO TERÁN

Experta en UX Digital

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