Opinión Bolivia

  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
  • Actualizado 00:08

El tiempo es clave para el sector cultural

El tiempo es clave para el sector cultural

En estos tiempos más que otros, no puede justificarse la ausencia estatal en sus diferentes niveles, debiendo presentar con claridad respuestas a la crisis durante y post pandemia del COVID-19. Sin duda, como generación enfrentamos la mayor crisis humanitaria y esta marcará una transición fundamental en la historia. Acrecentándose las complicaciones, la lucidez y el tiempo es vital para el sector.

¿Qué hacer ahora? Fortalecer redes y articulaciones colaborativas para el trabajo conjunto, donde la suma de inteligencia colectiva debe concentrarse en brindar lineamientos de acciones operativas que ayuden a mitigar el impacto y secuelas de la pandemia. Para ello, se propone como acciones estatales:

Primero, impulsar un relevamiento de datos que permitan constatar necesidades urgentes. Mapear y registrar a artistas, gestores y productores independientes, con la finalidad de relevar situación real del contexto, con variables que expresen las situaciones más vulnerables.

Segundo, operativizar la distribución de fondos, reactivando fondos concursables como el Premio Eduardo Avaroa, entre otros, que por la coyuntura no están siendo ejecutados, creando mecanismos en beneficio para aquellos creadores y productores que promueven sus actividades a través de plataformas digitales durante la pandemia.

Tercero, crear fondos de emergencia para centros y espacios culturales independientes que necesitan sostener gestión y personal durante la cuarentena.

Cuarto, diseñar una plataforma digital desde el Ministerio de Culturas y Turismo, con un programa específico de fomento y difusión de museos, centros y espacios culturales, invitando a que estos digitalicen sus actividades permanentes, como sus exposiciones, y difundiendo las visitas guiadas de estos espacios.

Quinto, crear un programa de emergencia para la protección, fortalecimiento y promoción de las culturas y el turismo, en alianza y coordinación con sindicatos de músicos, fraternidades y folcloristas.

Sexto, y muy importante, considerar las expresiones artísticas y culturales, como dispositivo prioritario de desarrollo y transformación del país.

Seguramente lo señalado precisará ser adecuado a los marcos legales, para esto se tendrá que viabilizar desde el Ministerio una Ley de Emergencia Artística y Cultural, que permita tanto agilidad y apertura de los “candados administrativos”. Además, esta podría canalizar y concentrar propuestas para la promulgación de una ya demandada Ley de Expresiones Artísticas y Culturales para Bolivia.