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  • Diario Digital | miércoles, 24 de abril de 2024
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A la espera de la humanidad

A la espera de la humanidad

Diciembre es tiempo de Adviento, o sea, de advenimiento, de espera de una llegada próxima. Sería demasiado fácil decir que es la espera de la Navidad, sin aclarar qué es la Navidad. Esta fiesta, en su significado elemental, es la celebración de la humanidad de Dios y de la divinidad de los seres humanos. En Adviento, por tanto, estamos a la espera del advenimiento de la humanidad.

Nos hace mucha falta la humanidad. Especialmente la humanidad de todas las personas deshumanizadas, menospreciadas, descartadas. Hace falta que llegue la humanidad de los desprovistos de humanidad por su cultura, su origen, su orientación sexual o por ser mujeres. No es que les falte su humanidad: ningún ser humano puede perder la dignidad humana, pero es posible ocultar la humanidad de otros, volverla invisible, pretender que ciertos grupos, ciertas personas no existen o que no tienen derechos, dignidad, valor humano. Estamos esperando, en este tiempo de Adviento, que se haga visible la humanidad de todas las personas invisibilizadas, apartadas y excluidas.

Pero, además, hay otras personas que ocultan exitosamente su humanidad: las personas de comportamiento inhumano, los violentos y los violadores, los que comercializan la humanidad de otros midiéndola en valores mercantiles. Esperamos que la humanidad de estas personas deshumanizadas también salga a la luz, como humanidad vulnerable, de carne y piel, de corazones abiertos.

Los conflictos que azotan tantas sociedades del mundo entero, agudizados por la pandemia, revelan humanidades negadas, ocultadas, reprimidas y quebradas. Este tiempo de Adviento nos puede alertar sobre la necesidad de seguir esperando, de sentir esperanza del advenimiento de esta humanidad de todos y de todas. Que no solo se haga visible, sino que también sea respetada por los demás.

Las preparaciones a la Navidad deben ir más allá de los árboles, los regalos, las invitaciones y los villancicos. El Adviento debe incluir no solamente la espera de la humanidad, sino la salida a buscarla, a luchar por ella, a practicar la humanidad con los demás, en primer lugar con las personas que parecen carecer de ella. Cuidemos, pues, también de la humanidad de nosotros mismos, para transformarnos en seres plenamente humanos. 

UN POCO DE SAL

STEFAN SILBER

Teólogo laico

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