Opinión Bolivia

  • Diario Digital | sábado, 20 de abril de 2024
  • Actualizado 00:00

La Policía no se arrodilla ante nadie

La Policía no se arrodilla ante nadie

Una visión arcaica, retrograda y por demás atrevida podría resumir las manifestaciones de la dirigencia cocalera afín al MAS, que aún se arrogan potestades equívocas de pedir y exigir cuanta pachotada les apetece. En el imaginario de los masistas del Chapare -bastión duro e incondicional del expresidente Morales-, está vigente la noción inadmisible de republiqueta impasable y, por tanto, ajena a la presencia efectiva del Estado. Su intrepidez y desvarío los ha llevado a creer que únicamente ellos podrían dar la venia de autorización para el retorno de la Policía a cumplir con su mandato constitucional de defensa de la sociedad, conservación del orden público en estricto apego a lo estipulado en la CPE y las normas vigentes.

Tal percepción es deducible de las declaraciones desafortunadas de las dirigentes Segundina Orellana, de la Federación del Trópico y Leonilda Zurita, de la Confederación de Mujeres Campesinas “Bartolina Sisa”, en sentido de que el retorno de la Policía al Chapare estuviere condicionado a que “primero deben pedir perdón de rodillas”. Además de fantasear que la presencia de uniformados es innecesaria, pues ya habrían organizado brigadas y cuerpos de “seguridad municipal”, en coordinación con sindicatos y municipios.

Estas acciones son arbitrarias, ilegales y transgreden sistemáticamente la normativa constitucional que atribuye de manera exclusiva a la institución policial las funciones de conservación del orden público, la prevención e investigación de delitos, faltas graves, contravenciones y otras manifestaciones antisociales; la preservación de los derechos y garantías constitucionales reconocidas por la CPE y las disposiciones complementarias.

La ciudadanía reconoce la gran labor que cumplió la Policía en el resguardo del orden público, la seguridad y protección ante las manifestaciones de vandalismo, terrorismo y sedición protagonizadas por los del MAS, luego de los resultados de las elecciones del pasado 20 de octubre y la renuncia de Morales. No está demás ilustrar a la dirigencia cocalera radical del trópico, que las fuerzas de seguridad solo cumplieron su mandato. Al parecer, no fue de su agrado el correcto accionar del verde olivo que, definitivamente, no responde a los designios de un partido político y menos a un caudillo populista que pretendía perpetuarse en el poder (...).