Opinión Bolivia

  • Diario Digital | martes, 23 de abril de 2024
  • Actualizado 03:42

Wilster vs. Bolívar o el fútbol ausente

Wilster vs. Bolívar o el fútbol ausente

Cualquiera que sea futbolero y boliviano y aún le conceda algún valor al fútbol nacional ha tenido que preguntarse, una o más veces, por qué somos tan malos para practicar el deporte rey. Sé que es un lugar común o suena a pregunta retórica, pero lo digo en serio. Yo, por ejemplo, volví a hacerme la pregunta de marras siquiera unas siete veces mientras veía el partido por Sudamericana que jugaron el jueves 29 Wilstermann y Bolívar, en el Félix Capriles. Y me la hice unas ocho veces más una vez finalizado 0-0, para pesar de ambos equipos.

El resultado es, pues, pesaroso, pero solo si lo evalúa fríamente, pues quien haya visto el encuentro sabe que ese es un adjetivo injusto, dado el nivel semicolegial que exhibieron dos de los equipos más pesados (¿pesarosos?) del fútbol boliviano. Vergonzoso es un calificativo que se acomoda mejor a un “espectáculo” deportivo, cuyo único atenuante es que se disputó sin hinchas en el estadio cochabambino. Ningún público, ni siquiera el boliviano, debería pagar por algo tan deprimente.

La ausencia de goles del marcador es apenas uno de los indicadores de lo pobre que fue el juego. Pero no es un indicador cualquiera. Revela la ausencia crónica de ideas, de intensidad y de efectividad que padece nuestro fútbol. En honor a la verdad, durante los 90 minutos hubo contadísimas ocasiones de gol. La más clara fue, de lejos, el penal que falló a pocos minutos del inicio el albanés Sadiku, el -por ahora- último fiasco del “vendehumo” Claure. De ahí en más, el partido fue una insufrible comedia de equivocaciones generosa en lerdez, imprecisión, torpeza y pusilanimidad. No hubo jugada alguna digna de emoción. Ni siquiera daba para reírse, solo para despotricar. No creo exagerar si digo que fue un “entretenimiento” incapaz de merecer atención exclusiva, igual o peor que una mala película boliviana. Un malgasto de electricidad. Una transmisión televisiva más aburrida que la gala de los Oscar en plena pandemia.

Unos minutos después del pitazo final, me distraje en una imagen del partido tomada por el fotógrafo Dico Solís, de este periódico. Se me antojó muy decidora del espíritu del fútbol boliviano actual. En ella se ve a Patricio Pato Rodríguez, de Wilster, siendo tacleado por Jairo Quinteros, de Bolívar. Desde el césped, el boliviano toma por la cintura al argentino, impidiéndole seguir corriendo, desestabilizándolo para que caiga con él. La pelota está fuera de campo. El Patito encarna la última reserva de fútbol de calidad que se juega en canchas bolivianas, mientras que Quinteros representa la mediocridad reptante del balompié nacional, que, incapaz de generar algún destello de juego, arrastra hasta los suelos la magia futbolística en franca extinción. La pelota, que es el fútbol, ha desaparecido.   

DIOS ES REDONDO

SANTIAGO ESPINOZA  A.

Periodista

@EspinozaSanti