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  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
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¿Sueñan los árbitros con pelotas eléctricas?

¿Sueñan los árbitros con pelotas eléctricas?

Casi al mismo tiempo en que el VAR debutaba en el fútbol profesional boliviano, hace apenas un par de días, la FIFA hacía conocer al mundo un nuevo sistema de alta tecnología para detectar posiciones adelantadas en el Mundial de Catar. El mecanismo aportará datos fiables a los árbitros mediante una red de cámaras desplegadas en los estadios, que a su vez se alimentará de la información que le provean sensores incrustados en la pelota.

Según una nota de TNT Sports, el sistema “Visión 2020-2023 tendrá un total de doce cámaras instaladas bajo la cubierta del estadio para captar los movimientos del balón y hasta 29 puntos de datos de cada jugador, 50 veces por segundo, para calcular sus posiciones exactas sobre el terreno de juego”. Con ello reunirá datos de “las extremidades y partes del cuerpo que se tienen en cuenta para señalar un fuera de juego”, añade el reporte.

Al Rihla, el nombre que se le ha dado al balón oficial de Catar 2022, tendrá en su interior una unidad de medición inercial (IMU, por sus siglas en inglés), que se considera esencial para establecer eventuales posiciones fuera de lugar. En la práctica, se trata de un sensor colocado en el centro de la pelota con capacidad de enviar un paquete de datos 500 veces por segundo a la sala de videoarbitraje, a fin de determinar con total precisión el instante exacto en que un jugador patee la bola.

Esta suerte de ciencia ficción futbolera habla del camino sin vuelta que ha tomado el deporte más popular del mundo para tecnologizar sus procedimientos reglamentarios. Si el VAR parecía, y aún parece, una cosa de científicos locos jugando al Gran Hermano en las canchas de césped, el Visión 2020-2023 ya se antoja una broma pesada de algún ingeniero resentido al que alguna vez la pelota le destrozó los lentes que le servían para experimentar en un laboratorio colegial mientras sus compañeros jugaban al fútbol.

Y ya que estamos en plan especulativo, no resultaría tan ocioso imaginar que la utopía científica que viene diseñando la FIFA para el fútbol del futuro inmediato degenere en una distopía, cosa harto frecuente en los relatos de ciencia ficción. Se me ocurre, por ejemplo, que los monitores del VAR se subviertan contra los árbitros y les hagan tomar solo decisiones erróneas, como para desatar una reacción violenta de los jugadores y las hinchadas. O, por qué no, que la pelota con sensores se vuelva autónoma, se canse de que la pateen, se lance a rodar por su cuenta dentro y fuera de la cancha, se detenga sin razón alguna, se meta dentro de los arcos sin mayor mérito de los jugadores o se autodestruya en protesta contra la mercantilización del deporte. Si vamos a hacer del fútbol una cosa de máquinas, que no nos sorprenda si estas se emancipan. Que nadie proteste el día en que la pelota comience a darnos patadas y ya no al revés. 

DIOS ES REDONDO

SANTIAGO ESPINOZA 

Periodista

@EspinozaSanti

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