Opinión Bolivia

  • Diario Digital | miércoles, 24 de abril de 2024
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Salinas, el Evo y la Choque

Salinas, el Evo y la Choque

Parece que el fútbol liguero finalmente volverá a la vida. El comité ejecutivo de la Federación Boliviana de Fútbol (FBF) resolvió en días pasados que el torneo Clausura se reanude desde el miércoles 27 de noviembre, con los partidos correspondientes a la fecha 17. Cabe esperar que ese anuncio ponga punto final a la controversia que ensució aún más a la cochambrosa dirigencia del balompié nacional, con episodios entre vergonzantes y risibles que fueron generosos en riñas, gritos, insultos y puñetes. Un modelo de conducta, los carcamanes del balompié nacional.

El origen de la polémica fue la eventual suspensión definitiva del torneo Clausura, debido a la falta de condiciones para el desarrollo de los partidos restantes. Ante esa posibilidad, salió a relucir el “genio” del presidente de la FBF, César Salinas, quien se mandó una propuesta, por decirlo amablemente, descocada: que el puntero del campeonato en curso, Wilstermann, juegue uno o más partidos de desempate (mejor si en el exterior del país) con el segundo de la tabla acumulada de los dos torneos (Apertura y Clausura), The Strongest, a la sazón, su club. 

La respuesta a tamaña ocurrencia no se dejó esperar. La más altisonante vino del arquero titular de Wilster, Arnaldo Giménez, quien no solo puso en evidencia lo absurdo de la idea de Salinas, sino que lo retó a declarar campeón, de una vez por todas, al cuadro paceño, si su afán era asegurarse el dinero correspondiente por clasificar directamente a la siguiente Copa Libertadores. 

Obviamente, en el centro de la disputa está la aspiración económica de ambos clubes. Eso es inevitable y hasta comprensible en esta era del balompié capitalista y mercantilizado. Lo que resulta menos comprensible, y más censurable, es el papel que juega Salinas en la FBF y, especialmente, en su comité ejecutivo. Para entendernos, el presidente de la FBF es al fútbol boliviano lo que eran para la Bolivia pre 20/O la suma de Evo Morales y María Eugenia Choque: un monstruo de dos cabezas consagrado a velar por sus intereses particulares y no por los del colectivo. Aunque, en rigor, para este caso, Salinas pasaría más por una cruza entre pulpo y tigre, un octópodo atigrado que despliega sus tentáculos tanto en el ámbito liguero como en el de su club (porque lo sigue siendo), sin contar el del seleccionado nacional, para alimentar de efectivo a un solo organismo, el suyo.