Opinión Bolivia

  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
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Perder con Chile, ese placer culposo

Perder con Chile, ese placer culposo

Recuerdo que, en los noventa, aún se jugaba una copa binacional que se llamaba Paz del Chaco. Bolivia y Paraguay disputaban dos partidos, uno en cada país, que culminaban con un campeón que casi siempre era el país vecino. Sin embargo, el resultado solía ser lo de menos, pues el propósito de los encuentros era renovar la amistad entre ambas naciones, que entre 1932 y 1935 libraron la guerra más sangrienta del siglo XX en Sudamérica. De ahí su nombre: Paz del Chaco. Lo que más recuerdo de esas copas era a mi abuelo paterno, excombatiente de la Guerra del Chaco, siguiendo religiosamente los dos juegos, sentado frente de su televisor, imperturbable, despotricando –con más humor que ira– contra los “pilas” que nos ganaban, como en la guerra; pero con los que, al finalizar la Copa, también como en la guerra, sus pares bolivianos se estrechaban en abrazos interminables.

Me acordé de la Copa Paz del Chaco esta semana en que los bolivianos debimos reeditar la Guerra del Pacífico, que perdimos junto con nuestro mar azul. Como cada año, el Día del Mar nos obligó a autoflagelarnos y llorar por nuestro Litoral “injustamente” cautivo. El patético aniversario, que bien pudo pasar desapercibido por las urgencias sanitarias y políticas, al final nos concedió una nueva derrota, tras el desaire del Canciller chileno a las aspiraciones explicitadas por el Gobierno boliviano. Todo parecía haber acabado ahí, al menos por este año, hasta que, no sé si por una cruel casualidad o una maquinación maquiavélica, la estúpida rivalidad con los chilenos encontró un nuevo escenario de consumación: el fútbol.

Bolivia debía visitar a Chile para un partido amistoso por la fecha FIFA. Sin embargo, la prensa deportiva se ocupó de que el juego fuera todo menos amistoso, con la complicidad de algunos hechos extraños. Primero, los jugadores bolivianos sufrieron robos en el hotel chileno donde estaban concentrados y, luego, uno de los integrantes del cuerpo técnico de Farías rompió la “burbuja sanitaria” en un país que está bajo confinamiento. Fue lo mejor que le pudo pasar al periodismo futbolero, que se ocupó de abonar el teatro de operaciones para una nueva Guerra del Pacífico. Una guerra que, como la de 1879 y todas sus réplicas anuales, íbamos a perder.

La Verde cayó 2-1 ante la Roja en un partido relativamente equilibrado, en el que los chilenos jugaron sin sus principales figuras afincadas en el fútbol europeo. No mucho más puede reseñarse de un partido mediocre, que me llevó a recordar la Copa Paz del Chaco y a preguntarme si alguna vez seremos capaces de jugar una Copa Paz del Pacífico, en vez de reproducir hasta el cansancio una guerra en la que perdimos no solo un territorio, sino la posibilidad de abrazarnos con nuestros vecinos.

DIOS ES REDONDO

SANTIAGO ESPINOZA  A.

Periodista

@EspinozaSanti