Puede que sea un capricho de mi memoria, pero me acuerdo que, en los 90, la única liga de fútbol europea de la que llegaban partidos a la televisión local era la italiana. Hablo de la televisión abierta, desde luego, no del cable, un lujo que solo empezó a dejar de serlo en el nuevo siglo. Que los juegos del Calcio se transmitieran para el público boliviano solo podía tener una respuesta: el que se disputaba en Italia era el mejor fútbol del mundo. Imagino que algo también tuvo que ver el que entre finales de los 80 y principios de los 90 se paseara por esa nación europea el más grande de entonces: Diego Armando Maradona, improbable estrella del Napoli. Otra dosis de interés la debió aportar el Mundial de 1990, que se celebró en canchas italianas.

No es, pues, casual que el Milan sea el segundo equipo europeo con más Champions League en la historia (siete títulos). O que la serie A italiana sea una de las que más campeones de Champions suma: al Milan se suman el Inter (con tres) y Juventus (con dos). O que la misma Juve sea el club que más finales ha perdido en la historia del torneo (siete)… Tampoco es secreto que los representantes italianos han resignado buena parte de su influencia en Europa en las últimas dos décadas, a costa de cuadros procedentes de las ligas de España, Inglaterra y Alemania. Si la memoria no me falla, los últimos italianos en disputar una final de la Liga de Campeones fueron, precisamente, los blanquinegros de Turín, cuando en 2015 cayeron contra el Barcelona de Messi, Neymar y Suárez.

Este largo preámbulo sirve para contextualizar la venturosa temporada que están teniendo los clubes italianos en torneos europeos. Tienen asegurado un puesto en la final de la Champions, para el que, por ahora, es favorito el Inter (el último de Italia que ganó la “orejona”). Pueden meter a los dos finalistas de la Europa League (Roma y Juve, si acaso el Sevilla se olvida de ganar su competición favorita). Y en la más joven Conference League, la Fiorentina aún tiene chances de meterse en la final, pese a haber caído en su semifinal de ida ante el Basilea.

Es aún temprano para dictaminar el regreso triunfal de los italianos a los más altos sitiales del fútbol europeo. Puede que, aun llegando a más de una final, acaben capitulando ante sus rivales de turno. Pero, eso sí, nadie debiera subestimarlos ni mucho menos. Solo hay que recordar quiénes ganaron la última Eurocopa. Sí, los mismos que no han clasificado a los últimos dos Mundiales. 

DIOS ES REDONDO

SANTIAGO ESPINOZA ANTEZANA

Periodista

@EspinozaSanti