La llegada del fin de año obliga, sobre todo a los medios, a hacer recuentos de lo mejor de lo mejor. El fútbol no es la excepción. El premio más cotizado es el Balón de Oro que concede anualmente la revista France Football. Este reconocimiento, que en la última década ha estado repartido entre Messi y Cristiano Ronaldo con alguna excepción, no se entrega este 2020, debido al parón que sufrieron las ligas más competitivas de Europa, tras el estallido de la pandemia de coronavirus. 

De haberse entregado este año, los especialistas aseguran que el Balón de Oro debía ir a parar a manos del delantero polaco Robert Lewandowski, estrella y goleador del Bayern Munich, que en 2020 lo ganó todo, Champions incluida. No en vano recibió la semana pasada el premio The Best, para algunos, el segundo premio más prestigioso en el mundo del fútbol. El polaco se impuso sobre Cristiano y Messi, que compartieron el podio, a pesar de haber cumplido un año de lo más irregular.

En lugar de elegir a los mejores futbolistas de 2020, la France Football se jugó por armar el onceno ideal de la historia del fútbol. Como si el fútbol, al igual que el mundo, estuviera a punto de extinguirse para siempre, los once elegidos pueden leerse como los párrafos de una carta de despedida. Esta es la alineación definida para el año de la peste: el portero Lev Yashin, el central Franz Beckenbauer, los laterales Cafú y Paolo Maldini, los centrocampistas defensivos Xavi Hernández y Lothar Matthaus, los centrocampistas ofensivos Diego Maradona y Pelé, y los delanteros Leo Messi, Cristiano Ronaldo y Ronaldo Nazário.

Lo primero que me llama la atención de ese onceno es que he visto jugar a la mayoría (ocho, para ser más preciso). Me cuesta aceptar que en un deporte que suma unos 100 años de profesionalismo, ocho de sus once mejores exponentes jugaron en los últimos 35 años. Presumo que dos factores explican ese sesgo. Uno es que, al tratarse de una alineación de los mejores para cada puesto del campo, hay una presencia inusual de defensas -Maldini, Cafú, Matthaus- que en otras circunstancias no cabrían. El otro es que es una selección hecha a medida de estos tiempos, que ha antepuesto nombres más glamurosos y familiares para las nuevas generaciones de consumidores del fútbol. Solo así podría entender que no aparezca Cruyff, por ejemplo. 

En fin, ya se sabe que los rankings suelen ser más célebres por lo que omiten que por lo que incluyen, así que a nadie debería sorprender que este onceno perdure más tiempo del que se merece.

DIOS ES REDONDO

SANTIAGO ESPINOZA  A.

Periodista

@EspinozaSanti