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  • Diario Digital | sábado, 20 de abril de 2024
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Maradona, el documental

Maradona, el documental

No voy a mentir: mientras escribo esta columna, unas horas antes del sábado 28 de diciembre, solo tengo cabeza para pensar, imaginar, soñar con el partido entre Wilster y Oriente. Pero, no teniendo las capacidades predictivas de Ramsés, prefiero no pecar de triunfalista o “k’encha” y ocupar la sesera en cosas más inofensivas que el fútbol boliviano. O casi.

Hace algunos días vi “Diego Maradona”, un documental largamente esperado. Al menos, por mí. Y no por pocas razones. Para empezar lleva por nombre y está abocado a la figura de unos los mayores mitos populares del último siglo. Fue estrenado en el Festival de Cannes de este año, donde dio mucho que hablar, aun exhibiéndose fuera de competencia. Sin ser el único filme consagrado al eterno diez argentino (sin ir más lejos, Kusturica hizo uno hace algunos años), es un trabajo que ha llegado también precedido por el prestigio de su director, el inglés de ascendencia india Asif Kapadia. 

Un documentalista consumado, cultor aventajado del “found footage” (metraje encontrado), una técnica que arma relatos a partir de la búsqueda y el montaje reconstructivo de grabaciones previas a la realización del filme en cuestión. A ese terreno pertenecen sus trabajos más reconocidos, “Senna” y “Amy”, documentales dedicados al corredor brasileño de fórmula uno y a la cantante británica, el último de ellos galardonado con el Oscar de su categoría en 2016. 

Además de llevar el nombre de su protagonista, su más reciente filme comparte con los antes citados ese esfuerzo por acercarse a la complejidad de sus protagonistas y de las épocas en que vivieron a partir de documentos audiovisuales que, de tan improbables, podrían pasar por espúreos. Sin embargo, hay una distinción fundamental: a diferencia de los dos primeros, el personaje de este documental sigue vivo. Eso explica que la película sea narrada, en alguna medida, por la voz en off de Maradona, que recapitula, con su elíptica sabiduría, sus años de mayor gloria: la segunda mitad de los 80, cuando condujo al Napóles y a la Albiceleste a la gloria. 

No mucho más quisiera decir por ahora del documental, no siendo este un remedo de crítica como los que suelo ensayar en otros lugares, salvo que “Diego Maradona” es una obra altamente recomendable, por su capacidad para posar su mirada en una figura siempre expuesta y dispuesta a la polémica, más allá de los chimentos coyunturales sobre sus cuentos de ovnis, sus videos solidarios con Evo o sus fracasos como DT. Una obra de gran pertinencia para interpretar las mutaciones del fútbol y el mundo contemporáneos.