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  • Diario Digital | jueves, 25 de abril de 2024
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Esclavos del VAR

Esclavos del VAR

Más que operadores de justicia en el campo de juego, los árbitros bolivianos se han convertido en esclavos del VAR. No otra sensación dejó la primera fecha del torneo Único, que acabó con más controversias arbitrales que goles. Que diez referís, jueces de línea y asistentes de videoarbitraje fueran sancionados, con uno a tres partidos de suspensión, solo vino a confirmar el veredicto generalizado sobre el mal hacer de los otrora hombres de negro.

Los castigos, fijados por la Comisión de Árbitros, fueron para quienes trabajaron en los partidos Real Santa Cruz-Palmaflor, Libertad Gran Mamoré-Vaca Díez, Aurora-Always Ready y The Strongest-U de Vinto. De todos ellos, ninguno desató tanto escándalo como el último, jugado en La Paz y favorable a los atigrados con complicidad arbitral. Los dos goles con los que el club paceño remontó la desventaja inicial fueron avalados solo tras varios minutos de revisión en la cabina de los asistentes de video, que sirvieron para ampliar las dudas antes que para disiparlas. El segundo gol aurinegro, el que acabó siendo el de la victoria, fue el más dudoso de ambos: la habilitación previa a la asistencia para el tanto se hizo en claro fuera de lugar. Casi tan controvertida fue la anulación del 2-2 vinteño, que duró lo que la revisión en la sala VOR: la supuesta falta en ataque de Rodrigo Vargas se cobró casi a pedido. Incluso el penal marcado en favor del Manzanero, y a la postre desperdiciado por el mismo Vargas, tuvo su cuota de duda. Como fuere, The Strongest se quedó con el triunfo y Universitario de Vinto con la bronca de que le robaron un juego que, cuando menos, mereció empatar.

Haciendo de lado los –más o menos– involuntarios errores de apreciación y/o interpretación de los cuerpos arbitrales, su desempeño en cotejos como el The Strongest-U de Vinto ha dejado sobrevolando una conjetura de larga data en el fútbol boliviano: que los arbitrajes tienden a favorecer a los equipos más grandes, principalmente los paceños. Ante la duda, los “colegiados” apostarían a seguro, cediendo a la tentación de inclinar sus decisiones hacia los “ganadores de siempre”, esos que tienen el poder para vetarlos o impulsarlos. Mal haría en decirse que corre plata y median sobornos para condicionar los criterios de los árbitros, cosa menos probable. Más sensato sería especular que actúan por incapacidad y miedo. Incapacidad porque fallan en la aplicación del reglamento y miedo porque buscan molestar lo menos posible a los clubes grandes.

Escribo esto mientras aún se desarrolla la segunda fecha del campeonato. Habrá que esperar un poco más para evaluar el efecto que vayan a tener las sanciones contra los malos arbitrajes de la primera fecha. Por ahora solo queda lamentarnos por el poco halagüeño reinicio del fútbol boliviano. 

DIOS ES REDONDO

SANTIAGO ESPINOZA 

Periodista

@EspinozaSanti