Opinión Bolivia

  • Diario Digital | miércoles, 24 de abril de 2024
  • Actualizado 23:46

Enoumba: de África, con amor

Enoumba: de África, con amor

Poco o nada merece salvarse de la última semana, al menos si de fútbol hablamos y tenemos nacionalidad boliviana. Como si la goleada recibida en Venezuela no hubiera siso suficiente, asistimos al partido de locales contra Chile fingiendo tragarnos algo de la esperanza que Martins decía guardar de cara al Mundial de Catar. Necesitábamos caer más al fondo, probablemente. Y así fue: caímos de locales y, en el camino, se nos terminó de caer uno de los contadísimos ídolos del fútbol boliviano actual: Lampe. El arquero cruceño, que tantas veces nos salvó y nos hizo inflar el pecho, el martes atajó para recordarnos que por algo es suplente en Vélez y que ha llegado la hora de que también lo sea en la Selección. Ojalá que él mismo sea el que dé espacio a sus eventuales reemplazantes antes de que la hinchada se olvide de todo lo bueno que hizo por la Selección y lo desahucie de la peor manera.

Para Lampe y compañía debería ser una llamada de atención definitiva el ataque que sufrieron a la salida del Hernando Siles, tras la derrota por 2-3 ante Chile, cuando les empezaron a llover botellas y otros objetos que no estaban ni estarán solamente reservados para el chanta Farías y que en otras circunstancias habrían estado destinados a los jugadores y seguidores chilenos. Al técnico venezolano, que nos sedujo por unos cuantos partidos, aún le quedan las dos últimas fechas de las Eliminatorias, en las que podríamos darle una mano a Colombia para buscar el repechaje y cerrar con broche de oro la campaña perfecta de Brasil. Haz lo tuyo, César.

Decía al inicio que casi nada merece salvarse de la más reciente presentación boliviana por Eliminatorias. Una de ellas fue el decoroso trabajo de Jusino, que se había vuelto el “chivo expiatorio” favorito de la hinchada. Otra fue la ansiedad de Henry Vaca para intentar salvar una tarde para el olvido. Una tercera fue la categoría del otro Vaca, Ramiro, a la hora de certificar por qué juega en Europa y por qué Farías es tan necio como sentarlo en la banca. Pero la nota más alta fue, qué duda cabe, para Enoumba, el camerunés más boliviano de todos, quien se mandó un partido intachable, con gol incluido, el primero de su cuenta vistiendo la camiseta boliviana.

Al cierre del partido, el también jugador de Always reconoció que, si bien le alegraba haber marcado por primera vez como boliviano, sentía que su gol no había valido de nada, dado el resultado final del partido. No es verdad. Bolivia perdió, pero su gol sí que sirvió: le hizo ganarse el respeto de la hinchada boliviana. Ya es uno de los nuestros.

DIOS ES REDONDO

SANTIAGO ESPINOZA 

Periodista

@EspinozaSanti