Lo dije hace unos días en un post de Facebook, con un grado de irresponsabilidad incluso mayor al que suelo exhibir en esta columna, y lo suscribo: el mejor “fútbol” de la última semana no pasó por la Champions ni la Europa League, tampoco por la Sudamericana; sino por las elecciones presidenciales en EEUU.

No es que faltaran partidos competitivos. La tercera fecha de la Liga de Campeones se lució con partidazos de excepción, como los que enfrentaron al Inter y el Real Madrid, al Bayern y el Salzburgo y al Liverpool y el Atalanta. En la Europa League, el Milán cayó goleado de local ante el Lille. Y en la Sudamericana, el Bolívar finalmente ganó y pasó a octavos; sin contar el duelo en el que el Sao Paulo se desclasificó a manos de Lanús, próximo rival del cuadro paceño.

Fútbol de buen nivel hubo de sobra, así como encuentros infartantes. Y aun así, me ratifico: la disputa más reñida y emocionante de la última semana la seguí en portales de noticias anglo y en CNN, sin que hasta el momento en que escribo estas líneas hubiera certidumbre absoluta de su ganador. Las elecciones estadounidenses debieron arrojar un ganador la noche del martes 3 de noviembre, el republicano Trump o el demócrata Biden. Sin embargo, lo disputado de la contienda impidió que los principales medios gringos proclamaran a un vencedor al final de la jornada de votación, como suelen hacerlo cada cuatro años, salvo contadísimas excepciones (como el proceso que le dio la presidencia a Bush Jr. sobre Gore).

Biden debió salir a la palestra pasada la medianoche para pedir a sus militantes paciencia hasta que finalice el conteo. Trump esperó hasta las 3.00 de la mañana (hora boliviana) para denunciar que era víctima de fraude, pese a que se declaraba ganador de los comicios. No creo que haga falta que abunde aquí en la evolución de los porcentajes que fueron compartiendo las cadenas. Bastará con recordar que la ventaja provisional del demócrata se fue ampliando, al revertir su inicial desventaja ante el aún presidente en estados clave como Wisconsin, Michigan y Pensilvania, amén de la sorpresiva victoria que iba conquistando en un estado históricamente republicano como Arizona. 

Si me he explayado en datos totalmente fuera de lugar en este espacio es porque, lo reconozco, no ha habido partido de fútbol que haya seguido con tanta atención y tensión como las elecciones estadounidenses, que, de confirmarse las proyecciones, están llamadas a librar a EEUU y al mundo  de uno de los líderes populistas más nocivos de los que se tenga memoria. 

A veces, solo a veces, la televisión tiene algo mejor que fútbol para ofrecer. O si se quiere: puede ofrecer un mejor ‘fútbol’ 

desde fuera de las canchas.

DIOS ES REDONDO

SANTIAGO ESPINOZA  A.

Periodista

@EspinozaSanti