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  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
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El fútbol gay

El fútbol gay

Hasta hace no mucho tiempo, que una persona famosa se declarara públicamente homosexual era una noticia bomba. Daba para llenar tabloides y ocupar horas de farándula televisiva. Sin embargo, la frecuencia de las “salidas del clóset” de estrellas del entretenimiento, aunada a un clima de creciente tolerancia, ha hecho que ese tipo de anuncios sean cada vez menos noticiosos. No es que hayan dejado de resultar novedosos y sorpresivos, sino que han dejado de ser noticias bomba. Uno de los compartimentos del entretenimiento donde la homosexualidad sigue siendo un tabú es el deporte. Ni hablar del fútbol, acaso una de las más impenetrables burbujas de la masculinidad más tradicional.

Así cabe entender el revuelo que causó en días recientes el anuncio del jugador checo Jakub Jankto, quien, a través de un video publicado en redes sociales, admitió ser homosexual y manifestó su deseo de ya no seguir ocultándose. La resonancia del caso se debió a que, aun no siendo una celebridad del fútbol, Jankto, de 27 años, es un futbolista profesional, que juega en un club de primera división, el Sparta de Praga.

No pocos medios se apuraron en afirmar que el checo fue el primer futbolista internacional en declararse gay en la historia del deporte. Otros escarbaron hasta encontrar unos pocos precedentes. Lo cierto es que el anuncio devino en noticia de alto vuelo, por tratarse de un deportista que ha defendido los colores de su selección en al menos 40 partidos. No hay que esforzarse mucho para inferir que el nacionalismo derivado del fútbol debe ser uno de los valores menos compatibles con el respeto a las diversidades sexuales.

Me acuerdo de que, en la segunda mitad de los 90, el entonces entrenador de la Selección Argentina, Daniel Passarella, vetó de sus convocatorias a los jugadores que llevaban pelo largo, por considerarlos “afeminados”. No en vano capitán de la Albiceleste que ganó la Copa del Mundo organizada por la junta militar de su país, el cavernario exdefensor llevó su prejuicio hasta las últimas consecuencias, dejando fuera de su equipo a futbolistas tan excepcionales como Fernando Redondo.

El recuerdo de Passarella me ha venido a la memoria en estos días en que el fútbol profesional parece finalmente aceptar el hecho de que hay jugadores homosexuales con todo el derecho de salir del clóset y seguir jugando sin que se les discrimine. Pero se haría mal en asumir la victoria de la tolerancia, cuando lo que viene a continuación se antoja más complejo que el gesto de honestidad pública. Jankto ya hizo su parte: fue y es valiente. Habrá que ver cómo sigue su carrera, si continúa jugando profesionalmente, si vuelve a ser convocado a su selección, si llega a ser capitán... Todas esas son contingencias que ya no dependen solo de su coraje y talento, sino de cómo reaccione ante ellos el ecosistema futbolístico.  

DIOS ES REDONDO

SANTIAGO ESPINOZA 

Periodista

@EspinozaSanti