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  • Diario Digital | jueves, 25 de abril de 2024
  • Actualizado 08:55

Catar, el Mundial de los hijos

Catar, el Mundial de los hijos

En solo una semana, el Mundial de Catar ha ido perfilando algunos de sus rasgos de identidad: las cualidades por las que habremos de recordarlo, maldecirlo y extrañarlo.

Uno de ellos es el fuera de juego semiautomático, que viene aguando goles desde el partido inaugural y que se enamoró de esa Argentina errática que cayó ante Arabia Saudita. Otro son los excesivos empates a cero, que hasta este sábado sumaban cinco (casi la quinta parte de todos los encuentros). Un tercero es el elevado tiempo de adición que los árbitros vienen fijando al final de cada tiempo, hasta bordear los 15 minutos. Otro más es el bajísimo récord de expulsiones: hasta ayer, solo hubo una, la del arquero de Gales en el juego contra Irán.

Muchas otras características podrían advertirse tras los primeros siete días. Puede que algunas de las mencionadas vayan perdiendo visibilidad o, por el contrario, se afiancen aún más. Nos quedan tres semanas para seguir descubriendo las formas definitivas que habrá de cobrar este Mundial. Entretanto, no quisiera dejar pasar la oportunidad de hablar de un hecho que, a estas alturas, se me antoja incontestablemente distintivo de Catar 2022: la presencia de los hijos de exfutbolistas que brillaron en décadas (y mundiales) pasados.

Ya en Rusia 2018, el arquero danés Kasper Schmeichel hizo noticia al lucirse con atajadas que hicieron honor a su padre, Peter, un portero legendario que también lo acompañó desde las tribunas. En Catar, a Kasper se han sumado otros varios hijos que no pasan desapercibidos, como tampoco sus progenitores, muchos de ellos en las graderías. En Países Bajos juega el defensa Daley Blind, hijo de Danny Blind, quien lo sigue desde la banca, como parte del cuerpo técnico de Louis van Gaal. En EEUU están los delanteros Timothy Weah y Giovanni Reyna, hijos de George (exjugador, ganador del Balón de Oro y hoy presidente de Liberia) y de Claudio (histórico capitán estadounidense), respectivamente. En Argentina se ha ganado su sitio el volante Alexis Mac Allister, hijo de Carlos, otrora compañero de Maradona. Y en Francia fue convocado a último momento el ariete Marcus Thuram, hijo de Lilian, campeón mundial en 1998 junto a Zidane y Deschamps.

Muchas cosas podrán interpretarse de la multiplicación de los hijos de exfutbolistas en el Mundial, desde el tráfico de influencias hasta la especulación sobre el peso genético en la calidad deportiva. A riesgo de caer en meros prejuicios, yo preferiría quedarme con lo mínimo: la posibilidad de que comencemos a recordar Catar como, entre otras cosas, el Mundial de los hijos.