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  • Diario Digital | jueves, 25 de abril de 2024
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‘Cachito’, un cuento de Navidad

‘Cachito’, un cuento de Navidad

Que el fútbol profesional boliviano se siga jugando durante la Navidad no es algo nuevo. Sin ir más lejos ocurrió en 2019, cuando la crisis política posterior a las elecciones de octubre canceló el torneo y obligó a una reprogramación de las últimas fechas, para dar con un campeón -Wilster- solo después del 25 de diciembre. Si así fue en el año en que Bolivia se fue al diablo, no podía quedarse atrás este 2020 en que el mundo sigue esculpiendo su mejor infierno.

Los días 24 y 25 de diciembre se jugaron partidos que para unos pocos fueron un regalo y para la mayoría, un azote digno de este año espantoso. Como wilstermannista estoy entre la mayoría. La fecha 23 del Torneo Apertura nos jodió la Navidad. Con su empate agónico (2-2) ante Oriente Petrolero, en el Capriles, el Rojo le hizo la Navidad a Royal Pari. Un año después de haber campeonado a costa de los mismos refineros, Wilster está a punto de quedarse sin Libertadores. 

Bolívar, Always Ready y The Strongest cantaron villancicos durante la fecha navideña, pues ganaron sus respectivos choques y siguen en pelea por el título, aunque los atigrados deben seguir llorando por no haber aprovechado su victoria en el clásico paceño para encaminarse hacia el campeonato que se les ha vuelto tan esquivo en los últimos años. No faltan los que ya les auguran un nuevo subcampeonato, ese lugar en el que parecen sentirse tan cómodos. 

Más que la goleada (3-0) ante Nacional Potosí, acaso el mejor regalo navideño que recibió el equipo gualdinegro fue la providencial visita de un perro vagabundo con pinta de oveja, juguetón, inofensivo y feliz, como nada en este 2020, que se puso a jugar en medio del Hernando Siles, cuando el partido aún estaba en curso, aunque ya resuelto. El árbitro sopló su silbato, el juego se detuvo, los futbolistas se olvidaron por unos segundos de la pelota, intentaron disuadir al visitante de marcharse, el animal se echó panza arriba para recibir mimos, Raúl Castro lo tomó en brazos, los jugadores de Nacional lo despidieron con caricias y el can paseó ante toda la audiencia futbolera del país desatando risas, suspiros y aplausos al otro lado de las pantallas. Aunque solo puedo hablar por mí, sentí que por unos segundos el fútbol boliviano, como todo este bastardo 2020, se congració ante sus sobrevivientes. 

Dicen que el lanudo blanco y sucio, afecto a mascar botines con toperoles, vive solo y enfermo en las calles paceñas, como buen huerfanito dickensiano. Lo fotografiaron durmiendo al pie de una institución pública, le están buscando un hogar y ya le han puesto un nombre: “Cachito”. Si ese no es un cuento de Navidad capaz de redimir este 2020 infame, me rindo. 

DIOS ES REDONDO

SANTIAGO ESPINOZA  A.

Periodista

@EspinozaSanti