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  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
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‘Brasil, decime qué se siente…’

‘Brasil, decime qué se siente…’

En la cuarta final consecutiva de Copa Libertadores jugada por equipos brasileños, el Flamengo ganó este sábado el tercer trofeo continental de su historia, tras imponerse en la final por 1-0 sobre el Athletico Paranaense. El club carioca igualó el rendimiento del Palmeiras, el otro representativo de Brasil que ha alzado dos Libertadores desde 2019. Al club paulista también lo alcanzó en el número de títulos de la copa más antigua de la región. Estamos frente a los dos planteles brasileños de mejor desempeño internacional en la última década. Y junto con River Plate, los únicos que han conquistado el principal trofeo sudamericano en dos ocasiones durante los últimos diez años.

Hasta aquí, nada nuevo bajo el sol. Los citados son datos conocidos y machacados hasta la saciedad por el periodismo deportivo. Que el Flamengo le ganara la final al Paranaense era también algo que se veía venir. Llegó al duelo jugado en Guayaquil como favorito, con una racha invicta, sin perder un solo partido en la Libertadores y con una plantilla plagada de estrellas brasileñas e internacionales, muchas con presente y/o pasado en selecciones: Gabigol, De Arrascaeta, Éverton, Vidal, David Luiz… Y, aun así, fue un encuentro muy parejo, rocoso y hasta desabrido por algunos momentos. No fue tan penoso como el que en 2020 jugaron Palmeiras y Santos por el título, pero tampoco tuvo la emoción del que en 2019 le ganó sobre la hora Flamengo a River. Estuvo a un nivel similar (regular) al que el año pasado disputaron Palmeiras y Flamengo. Pese a jugar los últimos minutos del primer tiempo y todo el segundo con un hombre menos, el Paranaense dio pelea al campeón. La expulsión de Pedro Henrique solo se sintió en la jugada del gol anotado por Gabigol en los minutos de adición del primer periodo. Los cambios introducidos por Scolari fueron efectivos, disimularon la desventaja numérica y neutralizaron el ímpetu de los dirigidos por Dorival Júnior; pero tampoco llegaron a poner seriamente en riesgo el resultado final.

Escuché, en uno de los canales de ESPN, que los equipos brasileños están a punto de alcanzar los títulos de Libertadores que en conjunto suman los argentinos, que por ahora siguen siendo los más ganadores de la competición. No debería sorprendernos que en unos pocos años los igualen y superen. La distancia –deportiva y económica– que los separan de los otros países tiende a crecer antes que a achicarse. Tampoco debería sorprendernos que la supremacía brasileña en Libertadores sea una premonición de lo que vaya a ocurrir en el cada vez más cercano Mundial de Catar. Puede estar muy cerca la muerte oficial del cántico que los hinchas gauchos les compusieron a sus pares brasileños durante el Mundial de 2014 en que ambos –uno con más ignominia que el otro, eso sí– padecieron a manos de Alemania. 

DIOS ES REDONDO

SANTIAGO ESPINOZA 

Periodista

@EspinozaSanti