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  • Diario Digital | miércoles, 24 de abril de 2024
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Engendrando democracia e igualdad para la mujer

Engendrando democracia e igualdad para la mujer

Existen numerosas  interpretaciones del feminismo, unas críticas otras más indulgentes, pero no se puede soslayar que es un movimiento razonablemente estructurado y que propugna la igualdad real  y efectiva con los privilegios endémicos del hombre. 

El problema fundamental, a opinión del columnista, es que las sociedades avalan la primacía del hombre no obstante que  ese legado histórico  es  un  lastre incómodo e irracional, que impide al hombre a no estar obligado a fundamentar su presunta supremacía todo el tiempo y sobre todo entender conscientemente que competir con la mujer libremente en base a capacidades, es el mejoramiento  sustancial de este mundo.

El estrato intelectual que perjudica  ostensiblemente para lograr ese estado ideal de igualdad de derechos civiles y oportunidades es el de los teóricos políticos; simplemente para reforzar esta afirmación basta leer a varios autores, mujeres y hombres, donde aquellos desarrollaron una retahíla de argumentos explícitos para justificar su misoginia, entendida como aversión y odio a las mujeres. 

¡Por Dios qué dislate! odiar a la mujer: el ser más importante de la creación. 

Luego, otros autores trataron de ser magnánimos y alegaron hipócritamente como fieles devotos de Tartufo la falta de méritos; error tan prosaico que ni siquiera se dieron cuenta que dejaban a las mujeres fuera de toda dialéctica y conciliación de posiciones, en sus justas e irrefragables demandas. 

Así, con lo precitado, dolorosamente, las mujeres han sido excluidas  o peor, ignoradas y subsumidas en los hombres, en lugar de  tratar a la mujer como el único hálito de esperanza cierta para mejorar la estabilidad, equilibrio de oportunidades de género y racional tratamiento de la política mundial.

Escasos autores, con un criterio vívido de libertad y concepción interna de la igualdad que mora definitivamente en sus espíritus, entienden que la política debe  reconstruir los conceptos arcaicos de los prejuicios de género y sobre todo, inexcusablemente, debe redefinirse la democracia con ambos sexos  discutiendo sobre ella. 

FORO

RAÚL PINO-ICHAZO T.

Abogado, posgrados en Derecho 

Aeronáutico, Arbitraje y Conciliación; Filosofía y Política

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